El “brexit” amenaza la frágil paz de Irlanda del Norte
12 de diciembre de 2019"La lava derretida del pasado fluye ardiente y peligrosa bajo la delgada costra del presente”, advirtió el obispo británico John McDowell en una carta que envió a Boris Johnson a fines de julio, instándolo a evitar a toda costa un "brexit” duro. El obispo protestante sabe de lo que habla. Su diócesis se extiende por sobre la frontera entre Irlanda e Irlanda del Norte.
Un "brexit” no regulado, con el restablecimiento de controles aduaneros y policiales en la frontera entre Irlanda y Gran Bretaña, podría conducir fácilmente a un "rebrote del viejo odio sectario. El Acuerdo de Viernes Santo pacificó el conflicto, pero no logró una verdadera reconciliación”. De eso está convencida la escritora Susan McKay, de la localidad norirlandesa de Derry, que los unionistas gustan de llamar Londonderry. En conversación con DW, McKay recuerda los incidentes ocurridos en abril en Derry, donde extremistas republicanos del así llamado "Nuevo IRA” mataron a la periodista Lyra McKee. El caso demuestra cuán poco basta para que una chispa desate un incendio.
Largo camino a la paz
En el conflicto armado entre el Ejército Republicano Irlandés (IRA) -que tenía fuerte respaldo en la minoría católica- y el Ejército británico y grupos protestantes unionistas, murieron cerca de 3.500 personas en las décadas de 1970 y 1980. Aproximadamente la mitad eran civiles.
Dicha guerra terminó en 1998 con el Acuerdo de Viernes Santo. La premisa decisiva fue la constatación de que el conflicto no podría resolverse por la vía militar. Así lo explica el diplomático irlandés David Donoghue, uno de los negociadores y arquitectos del acuerdo de paz.
Cambio de paradigma
En conversación con DW, Donoghue destaca cuán importante fue que "las dos grandes tradiciones (políticas), nacionalismo y unitarismo, fueran consideradas igualmente válidas”. Durante mucho tiempo eso no fue así, explica: los nacionalistas católicos republicanos eran tratados como ciudadanos de segunda categoría.
Este cambio de paradigma fue institucionalizado mediante el Acuerdo de Viernes Santo. En Irlanda del Norte rige el principio del consenso necesario entre los dos actores principales, de modo que ninguna de las partes puede imponerse sobre la otra. Incluso se dejó abierta la opción de una reunificación con Irlanda, si una mayoría de los ciudadanos se pronunciara a favor de ella. Pero lo principal fue el término del enfrentamiento armado. El encuentro se produjo a nivel político.
Huellas de la división
Más de 20 años han transcurrido desde el Acuerdo de Viernes Santo. A primera vista ha sido un éxito. El terrorismo y las bombas han quedado en el pasado, la economía se desarrolla positivamente, la frontera entre Irlanda del Norte e Irlanda se ha vuelto invisible y decenas de miles de personas la atraviesan diariamente sin percibirla.
No obstante, los rastros de la división siguen estando presentes. En Derry y en Belfast hay murales que recuerdan a los héroes de uno u otro bando. En todas partes hay memoriales y placas que honran a los combatientes y civiles caídos. En el oeste de Belfast aún existen los muros llamados "Peace walls” que separan barrios católicos proirlandeses de barrios protestantes probritánicos.
Algunos de esos muros llegan a tener 14 metros de altura para evitar, aún hoy, que se lancen piedras a las casas desde el otro lado. Y no son una atracción turística. Sus pesados portones de hierro -que la gente atraviesa de día sin problemas- se cierran cada noche a las 21 Hrs. para volverse a abrir a las 6 de la mañana.
Esta inestable paz podría verse seriamente amenazada por un "brexit” duro, advierte el periodista Andy Pollock. "Las instituciones de la Unión Europea y sus formas de cooperación multilateral eran la base sobre la que se construyó nuestro proceso de paz y el Acuerdo de Viernes Santo”, indica.
(ers/cp)
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