Las islas del Caribe luchan contra la escasez de agua
26 de enero de 2021Noreen Núñez vive en un barrio de clase media, que se eleva en la ladera de una colina en la región de Tunapuna-Piarco, en Trinidad.
La mayoría de las casas se construyeron en los años 70 y 80. Están pintadas en colores pastel y se sitúan a lo largo de un largo y sinuoso camino con muchos árboles. Entre los árboles frutales de sus amplios patios traseros se pueden ver enormes depósitos de agua, montados sobre losas de hormigón. Los tanques demuestran que incluso este acomodado vecindario se ve afectado por el estrés hídrico que sufre todo el Caribe.
Los vecinos llenan los depósitos con agua de las tuberías principales para utilizarlos durante los cortes programados por la autoridad competente. No obstante, el suministro es a menudo poco fiable y se ve afectado por la baja presión para quienes viven más arriba en la colina.
Núñez afirma que los cortes de agua se han convertido en algo habitual. Normalmente suceden durante varias horas por la noche.
"La mayoría de las veces hay que comprar comida de fuera o pedir un catering y comprar botellas de agua para beber”, explica. "Usamos platos desechables para no tener que lavarlos”, añade.
Infraestructuras irregulares y fugas en las tuberías
Las islas caribeñas de Antigua y Barbuda, San Vicente y las Granadinas, y San Cristóbal y Nieves están clasificadas como países con escasez de agua. Es el término utilizado por la ONU para describir los países en los que los recursos hídricos renovables son inferiores a 1.000 metros cúbicos per cápita y año.
La situación en Barbados, con solo 350 metros cúbicos por persona, es especialmente grave, según Keith Halliday, director general de la Autoridad del Agua de Barbados.
Aunque la mayoría de los habitantes fuera de las zonas rurales montañosas del Caribe están conectados al suministro público de agua, a menudo se enfrentan a infraestructuras anticuadas que necesitan ser reparadas, lo que provoca importantes pérdidas de agua potable.
Alan Poon King, director de la Autoridad de Agua y Alcantarillado (WASA, por sus siglas en inglés) de Trinidad y Tobago, afirma que cada día se pierden hasta 60 millones de galones de agua por culpa de los sistemas de tuberías en mal estado. A esto hay que añadir la misma cantidad de agua que se desperdicia en la propiedad privada debido a problemas como fugas en los grifos.
El panorama es similar en Jamaica. Según Peter Clarke, director gerente de la Autoridad de Recursos Hídricos, el país sufre "una grave pérdida de agua potable que no llega al usuario final debido al envejecimiento de la infraestructura. Las tuberías tienen fugas y están perforadas”.
El cambio climático aumenta la presión
Si no se abordan estos problemas estructurales, es probable que las cosas se deterioren aún más a medida que el planeta se calienta.
"Son muchos los problemas a los que se enfrenta el sector del agua en el Caribe y el cambio climático está empeorando la situación”, señala Adrian Cashman, que forma parte del comité asesor técnico de la Asociación Mundial para el Agua (GWP, por sus siglas en inglés), una red internacional que asesora en la gestión sostenible de los recursos hídricos.
Las autoridades afirman que debido a las sequías de los dos últimos años en toda la región, no ha llovido lo suficiente para reponer los acuíferos al ritmo habitual.
"El verano pasado atravesamos una importante sequía en Jamaica”, informa Clarke. "Fue un verdadero reto para los proveedores de agua”.
En Trinidad y Tobago es difícil cuantificar el impacto del cambio climático, pero el aumento de las temperaturas es un reto constante, según Poon King. "Hemos visto una reducción de las precipitaciones que podría estar en el rango del 10 al 20 por ciento en la estación seca”.
Según Halliday, el cambio climático ya ha tenido un "impacto significativo” en el suministro de agua de Barbados. Todos los recursos hídricos renovables del país provienen de las precipitaciones, explicó. En 2019, Barbados vio los niveles más bajos registrados desde 1947.
Inversión en clima y mayor concienciación
En el Caribe, el nivel de vida es relativamente alto. La ONU califica a la mayoría de los países de la zona como Estados de "renta media alta”. Esto los excluye de gran parte de la financiación internacional para el desarrollo. Al mismo tiempo, los elevados niveles de deuda pública, junto con los notables efectos del cambio climático, dificultan la inversión en infraestructuras.
Sin embargo, el sector del agua de Granada acaba de recibir ayudas del Fondo Verde para el Clima (GCF, por sus siglas en inglés). Se trata de un fondo de la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático que se creó, entre otras cosas, para ayudar económicamente a los países en desarrollo en su adaptación al cambio climático.
El director del proyecto, Hans-Werner Theisen, afirma que aproximadamente la mitad de los 42.9 millones de euros que aporta el GCF se invertirán en la mejora de infraestructuras como depósitos de agua, embalses y tuberías. También habrá incentivos económicos para reducir el desperdicio de agua en la agricultura y el turismo. Ambos sectores se encuentran entre los mayores consumidores de agua del país.
Concientizar a la población a utilizar el agua con más cuidado forma también parte del proyecto en Granada. "Creo que es muy importante que todo el mundo sea consciente y ahorre agua en su vida diaria”, explica Theisen.
Barbados está adoptando un enfoque diferente. El estado ha aprobado leyes que prohíben el uso de agua potable para lavar coches, cultivar el jardín, llenar piscinas o actividades similares. Al igual que en Jamaica, se anima a la gente a utilizar agua no potable para estos fines.
Agua por todas partes
A pesar de los cortes de agua diarios, un informe sobre el agua de la ONU de 2017 mostró que la mayoría de los habitantes del Caribe tienen acceso a un suministro de agua seguro, aunque irregular.
No obstante, Núñez se enfurece al vivir en una isla como Trinidad, con unas hermosas vistas de 360 grados a las aguas turquesas, y sin que a menudo salga nada del grifo.
"El agua y el aire son cosas que el ser humano necesita para vivir”, añade. "No puedo entender cómo en una isla rodeada de agua, no se puede encontrar alguna forma de utilizar el agua, desalinizándola, por ejemplo”.
Según datos de 2017, la región obtiene alrededor del 12 por ciento de su suministro hídrico a partir de agua tratada procedente de plantas desalinizadoras. Poon King explica que en Trinidad y Tobago esa cifra es del 20 por ciento, pero ampliarla es problemático debido a los altos costes energéticos.
Para Núñez, la escasez de agua no se corresponde con el nivel de desarrollo de su país. Trinidad y Tobago se ha beneficiado de sus reservas de petróleo. Sin embargo, a pesar de su llamativa riqueza, el país lucha por satisfacer adecuadamente las necesidades básicas de agua de su población.
"Hay edificios de cristal, universidades y enormes aeropuertos internacionales, y todo tipo de cosas, pero no hay agua”, lamenta. "Tenemos las últimas novedades arquitectónicas, así como apartamentos y casas, pero parece que los sanitarios interiores y las cocinas están solo de adorno”, critica. (ar/cp)
Este artículo ha sido enmendado para corregir un error en relación con el apoyo que el Fondo Verde para el Clima ha prestado al proyecto Sector del Agua Resistente al Clima en Granada. Una versión anterior del artículo indicaba incorrectamente que la suma era de 45 millones de euros.