El contrato simbólico de Joachim Löw
18 de octubre de 2013Con la prematura renovación del vínculo contractual con Joachim Löw, la Federación Alemana de Fútbol (DFB) señalizó de forma inequivoca su respaldo y confianza en el entrenador de la selección. “Estamos absolutamente convencidos de su trabajo, por eso creemos que debe seguir. El contrato es un símbolo de confianza y deseo de continuidad. Hoy es un buen día para el fútbol alemán”, dijo el presidente de la DFB, Wolfgang Nierbasch.
La suerte se decide en Brasil
De todas formas es claro que el fútbol alemán se ata a largo plazo a un nombre que aún no paga la deuda de títulos que tiene con el país. Pese a que la Eurocopa de Francia 2016 es el límite formal, será el Mundial de Brasil 2014 el que decida hasta cuándo permanecerá verdaderamente Joachim Löw al frente de la selección.
“Yo dije en alguna ocasión que, de ser eliminados en la fase de grupos, o no conseguir ningún punto en el Mundial, obviamente no habrá más una base para seguir trabajando juntos. Pero sinceramente no pienso en esos escenarios pues todos estamos convencidos de que tendremos éxito en Brasil. No me quedan dudas de que las cosas allá van a salir bien, y por eso el plan va hasta el 2016”, declaró el entrenador Löw.
Pero por más que el seleccionador alemán asegure, como lo hizo hoy, que le parece un irrespeto con las otras naciones pensar que “Alemania va a Brasil a reclamar un trofeo que naturalmente ya es suyo”, sin el título en el Mundial será muy difícil respaldar su gestión durante dos años más con la esperanza de que por fin gane algo en el quinto torneo en el que participaría con la selección.
“En Alemania todos queremos ser campeones, pero el problema es que los otros países también quieren lo mismo”, expresó Nierbasch, hablando sobre las expectativas de la afición sobre el éxito en Brasil 2014, que será la cuarta oportunidad de Löw de ganar un torneo. Franz Beckenbauer, por su parte, advirtió que “firmar un contrato no garantiza títulos. Con Löw la selección jugará un buen fútbol, lo que no se sabe es si eso será suficiente para lograr la Copa del Mundo”.
Teóricamente, el hombre adecuado
El balance estadístico de Löw durante los siete años que lleva al frente de la selección alemana es impresionante: de 99 partidos que ha disputado ha ganado 68, empatado 16 y perdido solo 15. En todos los torneos en los que ha participado ha ocupado un lugar entre los tres primeros: segundo en la Eurocopa del 2008 y tercero en el Mundial de Sudáfrica 2010 y la Eurocopa del 2012. Con él han debutado en el equipo nacional 57 jugadores, entre ellos estrellas de la talla de Mario Gómez, Manuel Neuer, Mesut Özil, Mario Götze, Marco Reus, Thomas Müller, Toni Kroos o Sami Khedira.
Además, Löw lleva a Alemania a Brasil 2014 exhibiendo una eliminatoria impecable: invicto en 10 partidos, nueve victorias, un empate, 36 goles a favor, apenas 10 en contra, para un promedio de + 26, lo que convierte a la selección en la más peligrosa y efectiva de Europa.
Aún así, a Joachim Löw todavía le falta conquistar la cumbre. Los títulos le han sido esquivos y pese a que es innegable que de su mano ha cambiado la cultura del fútbol alemán, que ahora es más atractiva, dinámica, técnica y rica en alternativas tácticas, es también claro que hay presión, y que para la afición alemana el gran triunfo ya no puede esperar más.
No todo es positivo
Los avances de Alemania en la era Löw han sido destacados y reconocidos de forma abundante. El propio presidente de la DFB reconoció que “la forma atractiva en la que juega la selección, y el entusiasmo que despierta su fútbol” fueron argumentos a favor de la renovación del contrato con el entrenador.
Lo que no se grita a los cuatro vientos es que si bien los alemanes han aprendido con Löw a atacar, a marcar goles y a enriquecer sus alternativas ofensivas, se han olvidado de una de las piedras fundamentales del fútbol teutón a lo largo de su historia: una defensa sólida. Los partidos en los que Alemania mantiene su valla invicta son escasos, apenas nueve de los últimos 25 que ha disputado, pero entonces los rivales eran Israel, Islas Feroe, Kazajistán e Irlanda.
Y Joachim Löw tiene también un par de espinas atragantadas en su garganta: Italia y España. Ambas naciones han sido las encargadas de acabar repetidamente con el sueño alemán de volver a ganar un título internacional. En las semifinales del Mundial del 2006, con Löw como asistente, y en la Eurocopa del 2012, como seleccionador, los italianos fueron la última estación.
España le doblegó en la final de la Eurocopa 2008 y en la semifinal del Mundial 2010. Si en Brasil 2014 estas selecciones vuelven a ponerle la zancadilla a Alemania, son pocas las posibilidades de Joachim Löw de cumplir el contrato que renovó hoy, y que le llevaría a Francia 2016. Entonces quizás pueda cumplir su sueño secreto: “en el futuro me puedo imaginar entrenar a un club”.