Cormorán: el ave del año

Rara vez la elección del “Ave del año” ha desatado tanta polémica en Alemania como en esta ocasión en que la Liga Alemana de Protección de la Naturaleza (Nabu) optó por el cormorán grande, también conocido como cormorán negro (Phalacrocorax carbo). La razón es simple: se trata de un ave que se alimenta de peces y a la que los pescadores consideran un enemigo.

Aves en peligro

Nabu y la liga bávara de protección de aves hicieron notar que durante largo tiempo los cormoranes casi habían desaparecido de Alemania, debido a la persecución de pescadores aficionados y de aquellos que viven de la pesca. Gracias a las normativas de protección de aves de la Unión Europea, estos pájaros, que llegan a medir un metro y a pesar unos tres kilos, han vuelto a radicarse en territorio alemán. Actualmente los ecologistas estiman que hay aproximadamente 24 mil parejas. Pero no están a salvo.

Anualmente son abatidos aproximadamente 15 mil cormoranes en Alemania. Y sigue estando permitido cazarlos, porque corresponden al tipo de pájaros que se alimentan de peces. Lograr que éstos sean aceptados como parte de los ecosistemas fluviales y costeros es el principal cometido de las organizaciones que le otorgaron el título de “Ave del año”. Por eso, al anunciar su decisión, subrayaron también que los cormoranes grandes suelen comer sobre todo peces pequeños, sin valor comercial, y no ponen en peligro a largo plazo las especies ictícolas del país.

Airadas reacciones

Tales argumentos no convencen sin embargo a los pescadores. La asociación de pescadores deportivos alemanes y la liga de los pescadores con caña emitieron una declaración conjunta, en la que calificaron la decisión de “bofetada para todos los demócratas y verdaderos defensores de la naturaleza”. El presidente de la agrupación de pescadores de Baviera afirmó que en Europa hay dos millones de cormoranes, que constituyen una “amenaza para la pesca”.

El ave en cuestión es ciertamente un hábil pescador, capaz de sumergirse hasta 30 metros de profundidad y de mantenerse hasta 90 segundos bajo el agua. El director de la liga bávara de protección de aves reconoció que puede haber problemas con las pisciculturas y criadores de peces en lagunas, pero afirmó que es posible encontrar soluciones prácticas que no dañen a los pájaros. Por ejemplo, mencionó la posibilidad de cubrir los estanques con mallas o de protegerlos con instalaciones que emitan señales acústicas u ópticas.

ERS/dpa/afp/epd

Editora: Claudia Herrera