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El coronavirus golpea a Francia con fuerza

Marina Strauß
25 de septiembre de 2020

En Francia, el número de infecciones por coronavirus aumenta aceleradamente. El gobierno impone de nuevo reglas más estrictas, que no agradan a todos.

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Marseille Coronakrise Proteste gegen Gastronomie Schließungen
Imagen: Daniel Cole/AP Photo/picture-alliance

Jean Castex va directamente al grano: "La situación actual exige urgentemente medidas impopulares", dijo el primer ministro francés el jueves por la noche en el canal de televisión France 2. Asegura que no le importa perder popularidad.

Castex lleva solo desde julio en su cargo y sabe que asumió este trabajo en un "momento difícil” de la historia francesa. "Mi papel es explicar lo que hacemos”, dice.

Pero mucha gente no está de acuerdo con las declaraciones del gobierno. En Francia, las nuevas infecciones por coronavirus han ido en aumento durante semanas. El jueves (24.09.2020), el país registró más de 16.000 nuevos casos en un solo día, el nivel más alto desde el comienzo de la pandemia. La región alrededor de la ciudad portuaria de Marsella, en el sur de Francia, está particularmente afectada. Allí las autoridades registraron últimamente 281 casos por cada 100.000 habitantes, casi seis veces la cifra que debe servir de advertencia para tomar medidas, que es de 50 casos.

Por lo tanto, el gobierno francés decretó que todos los bares, restaurantes y también los estudios de gimnasia de la ciudad tienen que cerrar indefinidamente. Una decisión que enojó a muchos en Marsella. Este viernes, cientos de gastrónomos se manifestaron. Algunos de ellos dijeron al periódico francés "Le Monde" que se sentían "injustamente castigados". Indicó que ya habían sufrido económicamente durante el encierro de varias semanas y luego habían cumplido con todas las medidas de higiene, y ahora sentían el cierre obligatorio como "una bofetada en la cara".

Michèle Rubirola, la alcaldesa de Marsella, comparte la indignación. En Twitter dice estar "sorprendida y enfadada" por la decisión, de la que el gobierno ni siquiera la ha informado.

Francia quiere evitar un segundo confinamiento

La situación es tensa, en un país que, según la Universidad Johns Hopkins, es uno de los más afectados por la pandemia en todo el mundo, con más de 530.000 casos. Casi 32.000 personas ya han muerto de COVID-19. Y con la temporada de frío que se acerca, muchos temen que la segunda ola pueda agravarse aún más.

Desde el comienzo de la crisis, muchos expertos han alabado las pruebas como la mejor manera de contener la pandemia. La epidemióloga Vittoria Colizza, del instituto de investigación Inserm, lo confirmó en agosto en París en una entrevista con DW, cuando se impusieron a la capital restricciones más estrictas precisamente por el aumento de las tasas de infección.

Los resultados de los tests tardan mucho

Francia, que tiene 67 millones de habitantes, ahora hace pruebas a 1,2 millones de personas por semana, mucho más que en primavera. Por lo tanto, los científicos señalan que es difícil comparar las cifras de infección de marzo y abril con las de este otoño. El problema en este momento, sin embargo, es que las personas potencialmente infectadas a menudo tienen que esperar demasiado tiempo para obtener los resultados de sus pruebas. Incluso el ministro de Salud, Olivier Véran, admitió en una conferencia de prensa la semana pasada que hay "problemas de organización".

Algunos científicos siguen exigiendo que se haga la prueba a muchas más personas, incluso o especialmente cuando no muestran síntomas. El objetivo: aislar a las personas infectadas con COVID-19 lo más rápido posible para que no pasen el virus a otros sin saberlo.

La epidemióloga Catherine Hill, del Instituto Gustave Roussy de París, es particularmente crítica con la labor de las autoridades: "La mayoría de las personas solo se enteran de que son positivas cuando ya no son contagiosas", dice Hill. Para poder hacer pruebas a más personas, Hill sugiere pruebas en grupo, es decir, examinar varias pruebas a la vez. Una idea que no todos los científicos consideran eficiente y que el Haut Conseil de la Santé Publique (Consejo de Salud Pública) rechazó por ser una vía demasiada insegura.

El gobierno francés es consciente de las críticas. En entrevista con France 2, el primer ministro Castex muestra comprensión por el hecho de que los franceses estén "preocupados". En su opinión, Francia hace todo lo posible para "proteger a sus ciudadanos al máximo".

(gg)