El costo de la tragedia
22 de agosto de 2002Pasado lo más dramático de la catástrofe, le siguen los trabajos de limpieza y reconstrucción, así como la discusión sobre cómo se financiará la ayuda a los cuatro millones de damnificados por las inundaciones que asolaron durante diez días el país. La batalla de los miles de soldados y voluntarios para impedir que las aguas del río Elba desbordaran su cauce, fue calificada por Schröder como "la mayor operación desde el fin de la última guerra mundial".
Un arma de dos filos
Ante la dimensión de la catástrofe, Schroder pidió la solidaridad y el sacrificio de todo el país y defendió su decisión de aplazar por un año la puesta en marcha de la segunda fase de la reforma fiscal, una medida que afecta a millones de alemanes. Ésta debía reducir la carga fiscal de los grupos de mayores ingresos para promover la inversión. La medida, que significará entradas a las arcas del estado equivalentes a 6.900 millones de euros, demostró la capacidad del canciller de actuar en momentos de crisis.
La medida ha recibido un amplio apoyo de la población, que de por sí ha demostrado una gran disposición a ayudar. La gran parte de la reconstrucción será financiada así por los bolsillos de los contribuyentes. La idea tiene la ventaja que no significará un mayor endeudamiento y con ello no pone en peligro el pacto de estabilidad, que establece un tope máximo del 3% al nuevo endeudamiento con respecto al PIB. Según expertos, la medida tiene un costo: el crecimiento económico.
La espada de Damocles
La peor tragedia natural que ha vivido el país desde hace siglos, se ha convertido en la espada de Damocles de la oposición, que fue tomada por sorpresa. La decisión de posponer la entrada en vigor de la segunda fase de la reforma fiscal dividió a la cúpula de la Unión Cristiano Demócrata (CDU) y su hermana bávara, la Unión Social Cristiana (CSU). La presidenta de la CDU, Angela Merkel, apoyó la medida, mientras que el candidato Edmund Stoiber la rechazó. Pero al jefe de gobierno bávaro no le quedó más remedio que mostrarse dispuesto al diálogo.
A pesar de que el nivel de agua del río Elba se iba estancando poco a poco, la situación en el norte de Alemania seguía tensa. El agua seguía presionando los diques de contención y persistía el peligro de éstos cedieran.
Miles de socorristas y soldados seguían esperando la llegada de la crecida del río. La alarma seguía en los estados federados de Mecklenburgo Antepomerania, de Baja Sajonia y de Schlessig Holstein. El estado-ciudad de Hamburgo es uno de los últimos puntos previos a su desembocadura en el Mar del Norte.