Alemania hasta el cuello
31 de diciembre de 2009El oneroso rescate de los bancos, el paquete coyuntural mil millonario y el financiamiento del Kurzarbeit –el esquema laboral que establece menos horas de trabajo para los empleados con miras a evitar que las empresas privadas incurran en despidos masivos– han contribuido a sextuplicar el déficit estatal de Alemania. Y los expertos cuentan con que el Estado se endeudará aún más en 2010 para poder costear su estrategia contra la crisis financiera y la reducción de impuestos prometida por los partidos de Gobierno.
Hasta el 30 de septiembre, el Gobierno federal, los Estados federados, las autoridades comunales y los seguros sociales gastaron 96,6 mil millones de euros más de lo que recibieron. Según la Oficina Federal de Estadísticas, en 2008 el déficit alcanzó los 17,2 mil millones de euros. Y eso con todo y que el artículo 115 de la Ley Fundamental alemana, alusivo a los aspectos financieros de la república federal, prohíbe al Estado endeudarse.
Endeudado y corriendo contrarreloj
Es cierto que la directriz es nueva –la misma se incluyó en la Ley Fundamental en 2008 y entrará en vigor apenas en 2011–, pero, ¿cómo se espera poder cumplir con esa norma si ya se han adquirido nuevas deudas que pesarán sobre el presupuesto federal en 2010? Ni el ministro de Finanzas, Wolfgang Schäuble, puede evitar mostrar un ceño fruncido al ser confrontado con esta pregunta.
“Nuestro presupuesto presenta un déficit estructural de aproximadamente 70 mil millones de euros y este déficit debe ser reducido en cuotas anuales iguales –así lo dice la Ley Fundamental– a comienzos de 2011. Eso significa cuotas de 10 mil millones de euros anuales. Eso va a resultar inusualmente difícil; eso no se va a conseguir aplicando las medidas presupuestarias habituales. Y no hay nadie que tenga dudas a ese respecto”, asegura Schäuble.
Ganando tiempo
Los próximos cálculos tributarios se harán en mayo, pero Schaüble prefiere esperar hasta julio para hacer públicos los planteamientos concretos sobre cómo, cuándo y dónde comenzar a recortar el gasto público. Con esta dilación el Gobierno de coalición, integrado por la Unión Demócrata Cristiana (CDU) y el Partido Democrático Liberal (FDP), quiere evitar que tan sombrío asunto domine el debate público durante la campaña electoral para el Parlamento del Estado federado de Renania del Norte-Westfalia. Los comicios tendrán lugar el 9 de mayo.
Pero la discusión en torno a las posibilidades de ahorro del Estado alemán ya comenzó; ella está siendo atizada por la oposición. Ésta ha criticado la insistencia del Gobierno de Angela Merkel en consumar su promesa de reducir los impuestos a partir del 1° de enero de 2010 a pesar de la crisis presupuestaria y de que los Estados federados se acaban de comprometer a aumentar su inversión en el ámbito educativo.
La cuadratura del círculo
“Eso que se proponen no es ni siquiera insistir en la cuadratura del círculo; es simplemente imposible alcanzar objetivos tan diferentes: frenar el endeudamiento, invertir cantidades enormes en la educación y, al mismo tiempo, reducir los ingresos de las entidades federales y comunales”, sostiene Kurt Beck, primer ministro del Estado federado de Renania-Palatinado en representación del Partido Socialdemócrata de Alemania (SPD).
¿Dónde comenzar a recortar el gasto público? Para esa pregunta no hay respuesta fácil. Tres cuartas partes del presupuesto estatal ya están comprometidas de manera irreversible en forma de subvenciones para las jubilaciones, inversiones en el mercado laboral, pago de intereses, personal y subsidio de los Estados federados. Solamente el ámbito social y laboral absorbe 45 por ciento del presupuesto (325,4 mil millones de euros); el pago de las deudas del Estado es el segundo rubro más oneroso.
Recortes necesarios y temidos
Los socialdemócratas y representantes del partido de izquierda temen que el Gobierno de turno aplique recortes presupuestarios sobre todo en el ámbito social. Dietmar Bartsch, del partido de izquierda Die Linke, prefiere que sean los que más tienen quienes ayuden a engrosar las arcas del Estado. Bartsch plantea, entre otras cosas, la implantación de un impuesto “para millonarios que obligue a quienes sacaron provecho a la crisis a pasar por la caja” y un tributo de herencias “en lugar de que se le hagan regalos a los herederos de fortunas grandes”.
Así, 2010 promete ser un año dominado por el debate en torno al dinero. Sólo cabe esperar que la crisis financiera realmente se disipe. De otra manera, todos los planes trazados para el comienzo de la nueva década irán a dar al tiesto de la basura.
Autor: Sabine Kinkartz / Evan Romero-Castillo
Editor: Enrique López