El fracaso de la gestión de conflictos de Netanyahu
21 de enero de 2024Cuando se trata del conflicto israelo-palestino, el enfoque adoptado por el primer ministro Benjamin Netanyahu ha sido el de mantener el statu quo. A pesar de su famoso discurso de Bar-Ilan en 2009, en el que aceptó en principio la creación de un Estado palestino, las acciones de Netanyahu han demostrado que él, y de hecho sus gobiernos, están más interesados en perpetuar el conflicto interno palestino entre Hamás y la Organización para la Liberación de Palestina, incluso al precio de mantener vivo al grupo terrorista.
Según el sitio web conservador de derecha Mida, Netanyahu dijo a su partido Likud en 2019 que permitir que el dinero qatarí llegara a Hamás era clave para evitar un Estado palestino. "Es parte de nuestra estrategia: crear una separación entre los palestinos de Gaza y Cisjordania", dijo.
A lo largo de los años, gran parte de la sociedad israelí se mostró más bien indiferente ante el planteamiento del primer ministro. En el Israel posterior al 7 de octubre, sin embargo, la situación cambió.
Se necesitan soluciones diferentes
Una de las frases más repetidas en Israel tras los horrores de los atentados terroristas del 7 de octubre de Hamás es "shinui konsepzia", que significa "cambio de concepción". La gente espera soluciones distintas de las que se les ofrecían hasta el 6 de octubre desde ambos lados de la división política de Israel. Y Netanyahu no ha ofrecido ninguna de esas soluciones hasta ahora.
Sin embargo, hay que decir que, como señaló el secretario de Estado estadounidense Antony Blinken, gran parte de la sociedad israelí no cree actualmente que exista siquiera una solución al conflicto.
En busca de resultados opuestos
Mientras los israelíes liberales y de izquierda piden que se celebren elecciones y se sustituya a Netanyahu, su gobierno, que incluye elementos de extrema derecha, intenta aprovechar el conflicto para restablecer los asentamientos que Israel evacuó en 2005 cuando abandonó Gaza.
Mientras el propio Netanyahu no deja de repetir que Israel no tiene intención de hacerlo, sus socios de coalición, encabezados por el ministro de Seguridad Nacional, el ultraderechista Itamar Ben-Gvir, han ido de un estudio de televisión a otro pidiendo soluciones como la "migración voluntaria" de los palestinos de Gaza.
El ascenso de Ben-Gvir también refleja cómo Netanyahu perdió el control sobre su gobierno. En el pasado, los elementos radicales de la derecha israelí eran claramente denunciados por todos los demás partidos políticos, incluido Likud. Netanyahu apoyó abiertamente a Ben-Gvir (la figura de extrema derecha más conocida de Israel, condenado en dos ocasiones por apoyar a una organización terrorista) en aras de su propia supervivencia política. Y lo ha legitimado en el proceso.
Ahora, las encuestas muestran que mientras el apoyo al propio Netanyahu sigue disminuyendo, se espera que el partido de extrema derecha Otzma Yehudit, de Itamar Ben-Gvir, obtenga aún más escaños parlamentarios de los seis que tiene actualmente. Pase lo que pase, la sociedad israelí después del 7 de octubre va a ser muy, muy diferente de lo que era el 6 de octubre, tanto políticamente como en otros aspectos, y las declaraciones más recientes de Netanyahu sobre que Israel tiene que controlar la Franja de Gaza al día siguiente de terminar el conflicto se juzgarán en consecuencia.
El lugar de Netanyahu en la historia vendrá determinado por dos preguntas: ¿sigue siendo Hamás una amenaza para Israel? ¿Y podrán regresar sanos y salvos los rehenes? Si su gobierno no logra cumplir los objetivos que ha declarado a la opinión pública, Netanyahu -el primer ministro que más tiempo lleva en el cargo en Israel y un político que ha dicho a menudo que le gustaría ser recordado como "el defensor de Israel"- dejará como legado haber provocado la primera guerra que el país ha perdido. (mn/rr)