El gran Concurso Hípico Internacional de Aquisgrán
4 de julio de 2007El Concurso Hípico Internacional de Aquisgrán, que tiene lugar del 3 al 8 de julio, es el testimonio más fiel de la cercana relación que Alemania tiene con la equitación. Éste es el mayor de estos eventos a nivel mundial, atrae a competidores y visitantes de todo el mundo y ofrece un premio que alcanza los 1,6 millones de euros. Sin embargo, nada logra separarlo de sus raíces. Según el director del festival, Michael Mronz, el evento siempre ha sido muy popular y ha conseguido combinar la tradición con la búsqueda de nuevos asistentes.
"La gente que viene puede asistir a un evento de talla mundial, ser parte de él, y todo por cinco euros", declara añadiendo que este año se cuenta -aparte de doma, salto y carruaje- con dos nuevas disciplinas: volteo y eventing. "Cualquier jinete profesional sueña con participar en Aquisgrán", asevera Mronz.
Un renacimiento hípico
La equitación ha renacido en Alemania en los últimos años. Con más de un millón de caballos y ponis que trotan por el país, la industria ecuestre genera alrededor de 300.000 puestos de trabajo y genera un volumen anual de unos 6.000 millones de euros.
Hace cuarenta años, Alemania contaba con sólo 250.000 equinos y los que se dedicaban a este deporte eran considerados anacrónicos. Thomas Hartwig, portavoz de la Federación Nacional Ecuestre, explica el cambio: una vez que este deporte volvió a ser popular internacionalmente, Alemania se sacó del bolsillo un sistema diseñado para simplificar el proceso de la monta dirigido tanto al jinete como al caballo. El sistema resultó tan bueno que incluso Inglaterra, en donde disponían de sistemas propios, se apuntó a él.
Lo que Alemania hizo fue poner la equitación al alcance de todo el mundo. Con más de 7.600 clubes de equitación y 3.300 granjas hípicas privadas, Alemania, los amantes de los caballos tienen una oferta amplia, a buen precio. "En Suiza, por ejemplo, es muy caro mantener un caballo, lo que significa que ciertas clases sociales están excluidas. En Alemania, gente de todas las clases sociales puede dedicarse al deporte ecuestre", dice Hartwig.
CHIO
En los años sesenta y setenta era común tener caballos ingleses o irlandeses; ahora son alemanes. "Ningún país cuenta con tan buenos caballos y con un sistema de aprendizaje tan bueno como Alemania", asevera Hartwig. Con respecto al festival CHIO, un entusiasta Mronz recalca: "No buscamos mayores ganancias, o un premio mayor; pretendemos aportar al deporte ecuestre y hacer este evento más atractivo". Y añade que al igual los caballos en general, CHIO se va volviendo más popular, y "hay un montón de nombres alemanes entre los ganadores y en todas las disciplinas".