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El Holocausto en dibujos animados: más que un juego de gatos y ratones

José Ospina Valencia15 de junio de 2005

¿Funciona con figuras animadas lo que hasta ahora no han podido lograr actores de carne y huesos? Dos nuevas figuras animadas intentan demostrarlo.

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Yossel y el levantamiento del ghetto de Varsovia.


Los "comics" como medio artístico narrativo tienen un lugar asegurado al lado del cine y el libro. Así que como tal, no es de sorprenderse que traten el tema "Holocausto". Sobre el tópico es menester traer a cuento al estadounidense Art Spiegelmann que hace 15 años hizo historia. Con su figura Maus, Ratón, este artista del dibujo contó la odisea de la persecución del régimen de Hitler de las minorías europeas presentando a los nazis como los gatos, a los judíos como los ratones y a los polacos como los cerdos de la "historieta".

Este manejo del Holocausto, a la vez, acercamiento y planteamiento del problema de la representación, provocó un escándalo mayor. Aún así, su obra en blanco y negro ganó en 1992 el Premio Pulitzer. Desde aquellos tiempos, para las generaciones posteriores la representación en historietas del terror y horror nazi ha dejado de ser un tabú.

Varsovia y Auschwitz

Por estos días aparecieron enAlemania dos nuevas publicaciones que retoman el tema basadas en la tradición iniciada por Spiegelmann. "Yossel, 19 de abril de 1943", de Joe Kuberts, es la primera de ellas. Kuberts describe en comics los hechos acaecidos durante el levantamiento del ghetto de Varsovia.

Kerzen Jahrestag Konzentrationslager Auschwitz
Monumento en BerlínImagen: AP

La otra obra es "Auschwitz", de Pascal Crocis. Ambos autores se basan en descripciones de sobrevivientes y otros datos investigados por cuenta propia. Los colores blanco y negro son utilizados por los artistas para transmitir, en cierto grado, la impresión nefasta de la tragedia.

Como de reportero gráfico de juzgado

No parece ser sólo coincidencia que los autores no sean alemanes. Kubert es estadounidense y Crocis francés. El primero trabaja con lápiz y desarrolla el cúmulo de escenas en una serie de rígida secuencia concediéndole sólo a los textos un marco definido. Sus figuras aparecen tan reales que recuerdan a un reportero gráfico de juzgado.

Charlie Chaplin in Der Große Diktator
Charlie Chaplin en El gran dictadorImagen: Presse

Pascal Croci, por su parte, se acerca más al tradicional formato de los comics. Las secuencias se dan en forma de rollo de película y los bocadillos, aquellas "burbujas" que enmarcan la expresión hablada o imaginada, hacen parte integral del familiar género. "Croci crea espacios profundos y su quebrado realismo es, marcadamente, gráfico", reseña Carsten Hueck. Y aunque sus figuras reflejan detalles históricos son estéticamente estilizadas y de gran carácter simbólico.

El buen intento se queda corto

A pesar de que Kubert y Croci tratan el nazismo muy consciente y cuidadosamente, dejan tras sí una cierta e inevitable desazón. En sus comics se mezclan realidad con ficción. Allá donde, por naturaleza existe distancia, Kubert, sobre todo, intenta cercanía. Tanto las figuras como el texto involucran al lector en el papel de coprotagonistas. Con ello reducen el inenarrable Holocausto a una suma de figuritas.