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El holocausto ensombrece la exposición de la colección Flick

14 de julio de 2004

El pasado persigue a una de las colecciones de arte moderno más valiosas de Alemania. La familia Flick financió su colección con los beneficios obtenidos durante el régimen de Hitler.

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Friedrich Flick juzgado por colaborar con el régimen nazi ante el Tribunal de Nürenberg.Imagen: Getty Images/Keystone

Las autoridades de Berlín y la Fundación del Patrimonio Prusiano, encargada de la administración de los museos de la capital, se pusieron de acuerdo para exponer por primera vez al público la colección de arte de la familia Flick, posiblemente, la mayor colección de arte de Alemania. El industrial Friedrich Flick adquirió su colección con la fortuna que amasó durante el régimen nacionalsocialista.

El empresario era uno de los grandes suministradores de armamento para el ejército nazi y llegó a controlar con su consorcio toda la industria del acero y el carbón en los territorios ocupados. Flick contaba en sus fábricas con 50.000 trabajadores forzosos, de los cuales, el 80% murió durante la guerra. El magnate nazi fue condenado a siete años de prisión tras los juicios de Nürenberg, pero salió en libertad a los cinco años, convertido en el hombre más rico de Alemania.

La presentación de la exposición irá acompañada por un estudio en el que se explicará el pasado de la colección y la vinculación de la familia con el régimen nazi. Friedrich Christian Flick, nieto del magnate, aportará al estudio todos los documentos necesarios y los visitantes de la exposición recibirán un periódico en el que el propio Flick explicará la relación con su familia y con el nacionalsocialismo.

La muestra de arte contemporáneo llenará así uno de los huecos de oferta artística que falta en la capital alemana, y las autoridades de la ciudad mostraron su acuerdo para que la colección sea expuesta por primera vez en un museo público, habilitado a tal efecto. La colección cuenta con unas 2.500 obras de arte, e incluye obras de Francis Picabia, Alberto Giacometti, Marcel Duchamp, Nam June Paik y Cindy Sherman.

Crítica por el sangriento origen de las obras

El oscuro origen de la colección levantó una fuerte polémica en Berlín cosechando todo tipo de críticas, provenientes de la comunidad judía y del propio partido en el gobierno. El vicepresidente del Consejo Central de los Judíos en Alemania, Salomon Korn, acusó a la familia de no querer indemnizar a los sobrevivientes a la guerra, que dejaron en las fábricas de los Flick parte de su sangre, con la que, según los círculos judíos, se financió la compra de las obras de arte.

Friedrich Christian Flick Collection im Hamburger Bahnhof
Flick y el gobernador de Berlín discuten detalles sobre la exposición en el Hamburger Bahnhof.Imagen: AP

Por otra parte, en los círculos políticos también se produjeron protestas contra la iniciativa. El portavoz de finanzas del grupo parlamentario del Partido Socialdemócrata (SPD), Lothar Binding, calificó a Flick de evasor fiscal y pidió al gobierno que retirase su apoyo al proyecto. "Hay regalos que no se pueden aceptar porque pondrían en juego nuestra credibilidad " añadió Binding.

Berlín a favor de la muestra

A pesar de las críticas de los círculos judíos, el gobierno de Berlín apoyó la exposición argumentando que llenaría el vacío de arte contemporáneo del que adolecen los museos de la capital alemana. Tanto el alcalde gobernador de Berlín, Klaus Wowereit, como la consejera de Cultura federal, Christina Weiss, confirmaron que para la iniciativa, no se tomaron decisiones sin consultar antes a representantes de la comunidad judía y del mundo del arte. La Fundación del Patrimonio Prusiano, organizadora de la exposición, también salió en defensa del mecenas, a pesar de su oscuro pasado.

Por su parte, el "padrino" de la familia contribuirá al proyecto con 7,5 millones de euros, para rehabilitar el ala del Hamburger Bahnhof (antigua estación ferroviaria) que acogerá a la exposición. Friedrich Christian Flick no se cansa de repetir una frase con respecto a la polémica: "Mi abuelo cometió muchas faltas durante el Tercer Reich y fue declarado culpable, con razón, durante el proceso de Nürenberg, pero las culpas fueron suyas, no mías". A pesar de que el financiero intentó anteriormente lavar su imagen ante la sociedad alemana, financiando con cinco millones de euros una fundación en contra del racismo y la xenofobia, el pasado de su apellido sigue pesando sobre su cabeza.