"El modelo sandinista derivó en una autocracia perfecta"
7 de noviembre de 2016El resultado de estas elecciones en Nicaragua estaba claro de antemano: Ortega tenía la mayoría de los votos asegurados gracias a medidas que dejaron a la oposición sin la posibilidad de presentar candidatos de peso, como, por ejemplo, el hecho de que 28 legisladores hubieran perdido su banca por disposición del Consejo Supremo Electoral (CSE) en junio. Rodeado de críticas de nepotismo y autocracia, el ex guerrillero y máximo líder del Frente Sandinista de Liberación Nacional (FSLN) cumplirá 71 años el 11 de noviembre. Su esposa, la poeta Rosario Murillo, de 65 años, co-gobierna de hecho desde hace años y es considerada la mujer más poderosa del país.
Según el diario salvadoreño El Faro, en su edición del 13 de septiembre de 2016, el Frente Sandinista de Liberación Nacional tenía ya "un caudal de votos garantizado en los sectores populares", que desde hace años se benefician de las prestaciones sociales, y que hacen caso omiso de las críticas por parte de la oposición, de por sí dividida, pero que ya anunció que no aceptará el resultado del escrutinio.
"En este caso, yo diría que lo que vivimos ayer en Nicaragua no fueron unas elecciones, sino que se trató, en el mejor de los casos, de la aprobación de un presidente y de un Parlamento. Pero no de elecciones”, dijo Hajo Lanz, encargado de la Fundación Friedrich Ebert para Nicaragua, en entrevista con Deutsche Welle. "Los resultados son una farsa total”, señala el experto. "El resultado del domingo no es más que la coronación de un proceso que observamos desde hace meses”, subraya Lanz. En su opinión, se hizo todo lo necesario, tanto a nivel estructural como organizativo, para que estas elecciones no tuvieran ningún otro resultado que el triunfo de Ortega. No hubo candidatos opositores, no hubo grandes partidos opositores y, sobre todo, no hubo observadores internacionales que pudieran llamar la atención sobre la falta de transparencia.
Una "autocracia perfecta”
¿Cuál es la fórmula de Ortega para permanecer tanto tiempo en el gobierno? "El poder de Daniel Ortega y de su partido político se extiende a todos los aspectos de la vida del país, que gobierna como si fuera su propiedad privada, a través de una organización familiar, centralista y autoritaria que él llama ‘partido', y que lidera junto a su mujer, Rosario Murillo. Ortega maneja todos los hilos, tanto los de la Justicia como los del Parlamento y la administración pública”, dijo Lanz a DW.
El presidente sandinista tiene, asimismo, gran influencia en la economía de Nicaragua. "Además, es muy hábil y distribuye alimentos y materiales para las viviendas, entre los que menos tienen... solo que eso no necesariamente representa una distribución equitativa de la riqueza en Nicaragua” subraya Lanz.
En lo referente a la división de poderes, a la elección de la cúpula política por medio de comicios regulares, al Estado de derecho y a reglas de juego democráticas y transparentes, "no se puede decir que Nicaragua sea una verdadera democracia”, sostiene Hajo Lanz. Se podría decir que del modelo sandinista se derivó una "autocracia perfecta”, lograda hasta en sus últimos detalles.
Venezuela: se agotó el grifo
Con las medidas que hicieron casi desparecer a la oposición, Ortega se aseguró de que esta no cobrara la fuerza que tiene en Venezuela. De ese país, Nicaragua recibió entre 2007 y la primera mitad de 2016 cerca de 4.800 millones de dólares en préstamos blandos e inversiones, que fueron manejados por el Gobierno sin fiscalizar e invertidos en el desarrollo comercial, en grupos empresariales, energía, viviendas y programas sociales. Esto permitió que la pobreza se redujera de un 42,5 % a un 29,6 % entre 2009 y 2014. Pero la crisis venezolana y los bajos precios del petróleo afectaron las relaciones entre ambos países. ¿Podrá sobrevivir Nicaragua sin Venezuela?
"Hay dos puntos importantes en cuanto a las relaciones entre Nicaragua y Venezuela”, dice Hajo Lanz. En primer lugar, explica, una gran parte, no solo del crecimiento económico, de las prestaciones sociales, sino, como se sospecha, también del enriquecimiento personal de Daniel Ortega y su familia, provienen del fuertemente subvencionado suministro de petróleo por parte de Venezuela. Ese grifo ya está casi agotado por los problemas por los que está pasando Venezuela. En segundo lugar –y eso depende de cómo se desarrollen los acontecimientos en Venezuela- está por verse si las protestas de la oposición venezolana podrían convertirse en un ejemplo para la población nicaragüense. Pero el experto cree que esas posibilidades son "mínimas”: "La gente prefiere la calma al resurgimiento de un conflicto armado.”
¿Hay perspectivas de mayor transparencia?
Pero lo que podría cobrar visos dramáticos es que "eventualmente la comunidad internacional reaccione a este nuevo certificado de pobreza e incapacidad democrática”, añade el experto, refiriéndose en especial a la aprobación por parte del Senado de EE. UU. de la Nica Act. Se trata de una norma que, en principio, exige que Nicaragua y su clase política retornen al camino de la democracia; de no hacerlo, Estados Unidos podría vetar los créditos del Banco Mundial y del Banco Interamericano de Desarrollo, además de iniciar la persecución de familiares y funcionarios corruptos.
A la pregunta de si la decisión de EE. UU. de aplicar sanciones a Nicaragua posibilitaría que hubiera una mayor transparencia en las próximas elecciones comunales, Hajo Lanz responde: "No creo que esa presión traiga resultados en un principio. Daniel Ortega ya está más allá de todo eso. Los resultados de las dos últimas elecciones comunales ya fueron altamente dudosos. Pero tal vez esas medidas sí logren que el Gobierno tenga más cuidado en el futuro".