El nuevo (des)orden mundial
20 de julio de 2006La Repubblica, de Roma, comenta: "Bienvenidos al nuevo y multifacético des-orden mundial. El Estado de Israel está en guerra con Hezbolá, que es un movimiento político interno en el Líbano y, simultáneamente, una organización terrorista más allá de las fronteras del país. El Estado libanés ni siquiera controla su propio territorio. Irán tiene gran influencia, pero no controla a Hezbolá. (...) Entre todas las potencias del G-8, Rusia es la que mantiene contactos más estrechos con Siria (le envía armas) y con Irán. También China está involucrada, al igual que las principales potencias europeas que, una vez más, son incapaces de actuar en conjunto, como Unión Europea. Estados Unidos dispone del mayor poder militar que se haya visto en el mundo y ¿para qué lo utiliza? Pues para sacar a sus ciudadanos del Líbano. La secretaria de Estado norteamericana, Condoleezza Rice, sólo podría conseguir negociar un alto el fuego mediante una acción diplomática compleja y multilateral. En consecuencia: bienvenidos al nuevo des-orden multifacético y adiós a la hasta ahora a todas luces indiscutida supremacía absoluta estadounidense.
Israel: un peligro para sí mismo
El Berliner Zeitung, de la capital alemana, hace un recuento de las posiciones: "Los Estados occidentales se quedan de brazos cruzados y lo catalogan de una actitud pro existencia de Israel. De este modo, Estados Unidos no sólo impide por acto reflejo cualquier resolución, en la absurda creencia de que a través de Hezbolá también se puede debilitar a Irán. Con sus declaraciones, el presidente Bush azuza aún más el conflicto. Los franceses querrían volver a tener un papel en el territorio del Líbano, sobre el que antaño tuvo un mandato. Los políticos alemanes temen reproches de antisemitismo y se posicionan. El resto de los europeos se limita a formular vagas exhortaciones. Los dictadores árabes temen a Estados Unidos, a Israel, a los fundamentalistas islámicos y al propio pueblo. Israel debe ser protegido. Pero no sólo de los árabes y persas radicales, sino también de sí mismo".
¿Qué vendrá después?
El Basler Zeitung, de Basilea, apunta: "Más del 80% de los israelíes apoya por lo visto la operación militar en el Líbano. Están convencidos de librar una de las 'guerras más justas' de la historia, aun cuando finalmente del Líbano sólo quedaran escombros. ¿Qué vendrá después? Retornar a la situación previa a la guerra no tendría sentido. Se requiere un nuevo orden político para lograr la pacificación. Además del cese de todas las actividades de combate y un acuerdo para la liberación de los tres rehenes israelíes, lo que estará sobre el tapete es la ruptura del monopolio de la fuerza que tiene Hezbolá en el sur del Líbano. Se trata de una tarea compleja, que a lo sumo se podrá realizar mediante una tropa de paz multinacional. Por ella abogan Kofi Annan y los jefes de gobierno europeos".
Masacre permanente
El Independent, de Londres, llama a no olvidar el conflicto iraquí e indica: "Mientras la atención del mundo se concentra, por razones comprensibles, en el Líbano, no debemos olvidar que la cantidad de muertos en esta crisis del Medio Oriente tiene dimensiones ínfimas si se compara con el baño de sangre que tiene lugar un par de cientos de kilómetros más allá, en Irak. Allí el número de muertos ha alcanzado entretanto una escala de pesadilla. Sólo en mayo y junio la violencia cobró 5818 vidas. Casi a diario se perpetra una masacre. Y no hay indicios de que eso vaya a acabar."