"El oso me gruñó"
26 de mayo de 2006Después de 170 años en los que no se vio un oso pardo salvaje en Alemania, un lindo ejemplar traspasa la frontera desde Austria y decide explorar tierras germanas. La cosa tiene su gracia. Para conseguir la nacionalidad alemana, un extranjero tiene que saber cantar el himno alemán y poco menos que poder recitar la constitución de memoria, pero a este emigrante ilegal y peludo, el diario sensacionalista "Bild" le concedió directamente el título de "oso alemán".
Obviamente, el oso no supo agradecer estos honores. En sus trotes por el sur de Baviera masacró a una docena de ovejas y una cantidad indefinida de gallinas. Esto suele calificarse de "comeback" fulminante. El primer ministro de Baviera, Edmund Stroiber, declaró que con estos actos poco amables, el oso se convirtió definitivamente en un "oso problema". Su ministro de Medio Ambiente autorizó el lunes pasado disparar contra el animal.
"Mezcla entre comunista, anarquista y Jack the Ripper"
Desde entonces se ha puesto en marcha una intensa búsqueda del oso en la región de Garmisch-Partenkirchen, con pocos resultados. Cada día que pasa aumenta también el tamaño del nuevo compatriota. Al principio se habló de un ejemplar de 100 kilos, ahora ya se convirtió en un coloso de 250 kilos y dos metros de altura.
El carácter salvaje del recién nacionalizado ya provoca observaciones muy teutonas entre los comentaristas. El prestigioso diario "Die Zeit" duda de la nacionalidad alemana del oso e investiga su naturaleza mediante un análisis psicológico. "El oso es claramente tiroles y no germano. Se trata de un tipo rustico. Duerme mucho, trota por los bosques y no se preocupa por fronteras. Cuando tiene hambre se consigue su pasto donde sea, la propiedad privada no le interesa. Veamos la verdad. Este oso es una mezcla entre comunista, anarquista y Jack the Ripper".
El Papa y el WWF, defensores del oso
Sin embargo, la Iglesia Católica se declaró defensora de este pobre ser y su derecho de vivir en Baviera. "No es ninguna casualidad que este animal haya emprendido el camino desde Italia a Baviera. Después de todo, el Papa Benedicto XVI porta a un oso en su escudo y defiende por lo tanto el derecho del oso por vivir en su patria", manifestó el portavoz del arzobispado de Munich, Winfried Röhmel.
Mientras tanto se multiplican en los medios alemanes las columnas, encuestas y entrevistas sobre el oso. Expertos del Fondo Mundial Para la Naturaleza (WWF) buscan por su cuenta al oso para salvar su vida, entrevistan a personan que declaran haberlo visto ("El oso me gruñó"), y dan consejos para el primer contacto entre el ser peludo y el ser humano ("Camine cantando o con una campanita en la muñeca por el bosque").
Burlas desde Rusia
La decisión de matar al "indocumentado" de cuatro patas despertó compasión y el temor por consecuencias internacionales entre algunos alemanes. "En nuestros países vecinos conviven pacíficamente los osos y la población. Pero nosotros tomamos decisiones típicamente alemanas y hacemos internacionalmente el ridículo", dice Hubert Weinzierl, presidente de la Federación de las Asociaciones alemanas de protección de la naturaleza y del medio ambiente.
Su temor es fundado. El comentarista del periódico ruso "Komsomolskaja Prawda" anota divertido: "Por haber matado hace 170 años a su último oso salvaje, los alemanes son incapaces de controlar a un astuto guerrero solitario. El oso seguramente ya se puso en marcha hacia Rusia, por que aquí se aprecia a los osos desde hace siglos."
Habría que advertirle al oso que emigrar hacia Rusia no sería una buena idea. La carne de oso es considerada una exquisitez en Rusia. Apenas en abril, el presidente Putin le ofreció a la canciller Merkel un bocadito como prueba.
De todos modos, el oso ya parece haber decidido que todo esto le causa demasiado estrés y eligió la única vía posible - el exilio. Probablemente se dirige en estos momentos de regreso a Italia. Allí no suelen matar a inmigrantes peludos y no comen carne de oso; en las tierras calidas de Italia hasta le dieron un nombre al oso perseguido: Bruno.