El Popocatépetl lanza humo, ceniza y material incandescente
En las últimas semanas, el volcán Popocatépetl, en México, ha aumentado su actividad. La región está en alerta. Miles de soldados están preparados para una posible evacuación de los poblados más próximos al cráter.
El volcán Popocatépetl se reactiva
Con una altura de 5.426 metros y aproximadamente 730.000 años de antigüedad, el Popocatépetl es el estratovolcán más icónico de México. En un radio de 100 kilómetros en torno al volcán viven 25 millones de personas, la mayoría de ellas, en la capital, Ciudad de México.
Vigilando el volcán
En esta imagen se ve a Jacqueline, una fotógrafa de Ciudad de México que se acercó para tomar una instantánea de este momento histórico. También lo vigila un equipo de científicos del CENAPRED, el organismo de Protección Civil, las 24 horas del día, a través de webcams y otros instrumentos que miden la sismicidad. Diariamente se publica un reporte de resumen de su actividad.
El Popocatépetl, un espectáculo nocturno
En la noche se distingue mejor la actividad volcánica, con columnas de lava incandescente que, luego de ser expulsada con fuerza del cráter, baja por las laderas. El Popocatépetl también arroja piedras volcánicas que caen en los alrededores. Un gran peligro emana de los gases tóxicos. Por eso, está prohibido desde hace años subir al cráter.
Pueblos de cultura prehispánica
Santiago Xalitzintla es uno de los pueblos cercanos que tienen una tradición milenaria de convivencia con el volcán. Según la tradición prehispánica, cada año el “tempero” sube con su comitiva hasta el “ombligo” del Popocatépetl para dejarle una ofrenda. Un “tempero” es una especie de sacerdote, enlace entre los humanos y el volcán. El “ombligo” es una formación rocosa volcánica debajo del cráter.
Trabajando bajo la ceniza
Un joven vecino del cercano poblado San Nicolás de los Ranchos pasa con sus caballos por delante de un retén militar. Por el momento, nadie puede acercarse a más de 12 km del cráter. Hay excepciones para los habitantes que tienen que atender sus campos y cosechas. La secretaría de Defensa Nacional movilizó unos 7200 efectivos para atender a aproximadamente unas 125.000 personas en la zona.
La vida sigue en San Nicolás de los Ranchos
Estampa del pueblo San Nicolás de los Ranchos, a unos 12 km del cráter. Aunque algo afectada, la vida sigue con cierta normalidad en el pueblo. Son pocas las personas que decidieron irse por unos días, hasta el Popocatépetl se tranquilice. Aquí, un campesino carga en su caballo unos bidones con un poco de gasolina para su maquinaria en el campo, en una ladera del cráter.
Obdulia limpia las calles
Doña Obdulia, como la llaman sus vecinos, limpia de cenizas el frente de su casa. en San Nicolás de los Ranchos. Dice que, en caso de evacuación, tiene preparada una maleta con todos los documentos importantes de su vida. Sobre la ropa que se llevaría, todavía no lo ha pensado. Dice que cuando duerme, no se entera del rugir del volcán, lo que la hace sentir más tranquila.
La escoba descansando
La escoba de doña Obdulia (53). del pueblo de San Nicolás de los Ranchos. durante un merecido descanso de barrer ceniza. Los comerciantes del pueblo han visto sus ventas de insumos de limpieza aumentar considerablemente durante la emergencia volcánica.
Cercos de seguridad por alerta volcánica
Por el incremento en el semáforo de alerta volcánica, las autoridades federales activaron un cerco de seguridad en un radio de 12 km al rededor del cráter del volcán. En la foto se puede observar un retén del Ejército a la salida del pueblo San Nicolás de los Ranchos. Con motivo de una eventual evacuación de emergencia, se prepararon albergues y se optimizaron los protocolos de evacuación.
La Virgen de Guadalupe y el Popocatéptl
Los pobladores se entregan a la fe para lidiar con la amenaza del Popocatépetl. En este mural, en las calles de San Nicolás de los Ranchos, se muestra a Juan Diego, un campesino chichimeca, arrodillándose ante la Virgen de Guadalupe, durante la primera aparición en el cerro del Tepeyac. En el fondo surgen tres angelitos de la columna de humo y cenizas que expulsa el volcán Popocatépetl.
Vida cotidiana con la ceniza
La caída de ceniza es constante. Las calles lucen un poco más vacías, pero la gente de San Nicolás de los Ranchos se resigna y continúa con sus actividades diarias. como este motociclista. Los perros callejeros no se inmutan ante la erupción volcánica.
Detrás de una cortina de humo
Por las mañanas, los pueblos aledaños. como San Nicolás de los Ranchos. despiertan otra vez cubiertos por un fino polvo grisáceo. Como todos los días. desde hace semanas, vecinos y vecinas se dedican a limpiar las cenizas que se asentaron durante la noche. La ceniza que recolectan, la usan luego para abono de campo.
Un trabajo sin fin
Una vecina en el poblado de San Nicolás de los Ranchos limpia las cenizas de la terraza de su casa mientras, al fondo, se puede observar al Popocatépetl echando más ceniza. Es un trabajo de Sísifo que recae sobre todo en las mujeres. Las autoridades recomiendan no mojar la ceniza, porque se forma una pasta espesa que podría tapar los drenajes de casas y las alcantarillas públicas.
Cenizas y más cenizas en la madrugada
Un vecino barre una sección de su calle en el pueblo San Nicolás de los Ranchos. Durante el día y la noche, los vientos traen varios kilos de ceniza que, si se inhala, puede ser perjudiciales para la salud, especialmente para los niños. Los cubre bocas que se compraron hace años para proteger del COVID-19, ahora se vuelven a usar para protegerse de la ceniza.
Todos se cansan
La ceniza es más pesada de lo que parece. Las escobas se gastan, los cubos y bolsas a veces no resisten tanto peso y se rompen, como se aprecia en esta foto.
Menos clientes en los negocios
Aquí, una tienda de abarrotes en el centro de San Nicolás de los Ranchos, donde se acumulan las cubetas llenas de cenizas. El aire pesado limita la salida de los vecinos a las calles, lo que se traduce en problemas para los comercios.
Vista panorámica nocturna del Popocatépetl
Vista nocturna del Popocatépetl durante la noche del 23 de mayo de 2023 desde un campo de cultivo cercano. Debido a la actividad del viento, la columna de humo y cenizas se dirige hacia la ciudad de Puebla, a unos 42 km al este del cráter, donde habitan cerca de 1,8 millones de personas.