Presidente de Alemania posó sin mascarilla y causó polémica
7 de agosto de 2020Tras la masiva manifestación de negacionistas del coronavirus realizada en Berlín el sábado 1 de agosto, el presidente federal de Alemania, Frank-Walter Steinmeier, hizo un llamado a la responsabilidad. Como personaje que concita el respeto generalizado en el país, sus declaraciones fueron vistas como un llamado de atención a quienes salieron ese día a la calle sin respetar la distancia física ni usar mascarillas. "La irresponsabilidad de unos pocos es un riesgo para todos”, dijo Steinmeier dos días después de la protesta. "Si no somos cuidadosos, ponemos en riesgo la salud de muchos. Y también estamos poniendo en peligro la recuperación de nuestra sociedad, nuestra economía y nuestra vida cultural”, explicó.
Por esas cosas de la vida, a Steinmeier sus palabras le cayeron encima. Como dice la revista alemana Stern, nos encontramos ante un clásico autogol. Durante sus vacaciones en Tirol del Sur, Italia, Steinmeier se reunió con el gobernador local, Arno Kompatscher.
Una región donde las normas contra el coronavirus son más estrictas: hay obligación de mantener siempre un metro de distancia, incluso al aire libre, y si por alguna razón eso es imposible, la mascarilla es absolutamente obligatoria. Steinmeier y Kompatscher pasaron por encima de ello y se tomaron una fotografía con unos músicos tiroleses, todos unos junto a otros, sonrientes, sin distancia ni mascarillas.
La foto comenzó a circular este jueves y generó cierta controversia, especialmente en las redes sociales. Kompatscher tuvo que disculparse y la oficina de Steinmeier emitió un comunicado. "El presidente también presta atención durante sus vacaciones a las normas de distanciamiento y, cuando eso no es posible, al uso de mascarilla. Que esto no siempre funciona a la perfección, como por ejemplo cuando espontáneamente alguien pide una fotografía al aire libre, confirma que es muy importante que todos nosotros, todos los días, recordemos ser cuidadosos”, dice el texto.
Pero Kompatscher y Steinmeier no están solos en esto de olvidarse de respetar las normas que piden que los demás respeten. El pasado 22 de junio, el presidente de Chile, Sebastián Piñera, acudió al funeral de su tío, el exarzobispo emérito de la ciudad de La Serena, Bernardino Piñera. La legislación sanitaria chilena impide que los ataúdes de personas que fallecieron por COVID-19, como fue el caso de Bernardino Piñera, sean tocados. Pues bien: el presidente de Chile pidió ver a su tío por última vez (algo que también está prohibido en el contexto de la pandemia) y abrieron la tapa del ataúd, pese a los gritos de otros parientes que le pedían al mandatario que se ajustara a las normas.
Ni hablar de los casos de los presidentes de Brasil y México, Jair Bolsonaro y Andrés Manuel López Obrador. Ambos consideran de irrenunciable importancia dar la mano a sus seguidores y pasearse entre ellos, pese a los riesgos. Bolsonaro, sin ir más lejos, contrajo el SARS-CoV-2. En una comparecencia ante los periodistas, ya sabiéndose contagiado, Bolsonaro se alejó unos pasos y se quitó la mascarilla, poniendo potencialmente en peligro a los profesionales de la prensa.
El vicepresidente segundo de España, Pablo Iglesias, anunció que haría cuarentena luego de que su pareja, Irene Montero, diera positivo por coronavirus. El problema es que no pasaron sino unos pocos días antes de que el líder de Podemos volviera a comparecer en público, incluso dando conferencias ante los medios.
¿Un ejemplo en contrario? La Alta Comisionada para los Derechos Humanos de la ONU, Michelle Bachelet, viajó a Chile para estar con su familia tras el fallecimiento de su madre. Bachelet no salió de su casa, donde estuvo en cuarentena durante 14 días, y no asistió al rito realizado para despedir a Ángela Jeria.
(ers)
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