El segundo hogar de Thomas Mann en el exilio
29 de agosto de 2012¿Por qué justo Estados Unidos, un país que le parecía tan ajeno como extraño? La respuesta suena banal: como muchos de los oponentes del régimen nazi, Thomas Mann ya no se sentía seguro en Europa. El país norteamericano, en cambio, le ofreció refugio. En 1938 el escritor se asentó con su familia en Estados Unidos. Al llegar a Nueva York, Thomas Mann, que tenía entonces 63 años, dio una conferencia de prensa. "Donde yo estoy, está la cultura alemana", declaró. Dos años antes, los nazis le habían retirado su nacionalidad alemana. Sin embargo, el escritor no les permitió que le quitaran también su identidad.
"Un pueblo de niños"
Durante los años veinte, Thomas Mann había demostrado poco interés por el país norteamericano. El escritor denominó a los estadounidenses un "lindo, enérgico y civilizado pueblo de niños", usando el mismo amable pero altanero tono de muchos alemanes. Al vivir en Estados Unidos, su postura comenzó a cambiar. Se interesaba por el béisbol, amaba el cine americano y por las noches disfrutaba de su "Bloody Mary". Una periodista de origen alemán le organizó un puesto de trabajo en la prestigiosa Universidad de Princeton. Además del buen sueldo, el escritor llegó a conocer a gente interesante como Albert Einstein, que también enseñaba en la universidad.
En sus numerosos viajes a Nueva York, que queda a más de una hora de tren de Princeton, Thomas Mann siempre residía en el hotel Bedford, a veces incluso con sus hijos, Klaus y Erica Mann. Sobre todo para su hijo fue una experiencia enriquecedora. Los meses que pasó en el hotel fueron los más productivos de su vida. Allí, Klaus Mann escribió su novela "El volcán", donde aborda la temática de los emigrantes alemanes durante el régimen nazi. Muchos críticos la celebraron como su obra más importante. Con la publicación de su novela incluso llegó a impresionar a su padre.
Conflictos familiares
La relación entre el padre y el hijo no siempre fue fácil. Klaus Mann era adicto a las drogas y, además, depresivo. Su padre, por su parte, negaba la homosexualidad que el hijo no escondía. Thomas Mann se retiraba frecuentemente para escribir, manteniendo así la distancia con su familia.
En 1941, la familia Mann dejó Princeton para mudarse al norte de Los Ángeles. Tres años después, Thomas Mann adquirió la nacionalidad estadounidense. Sin embargo, el hotel Bedford de Nueva York se había convertido en un lugar acogedor al que la familia volvió a menudo. En tiempos hostiles, les había ofrecido nada menos que una segunda casa: un hogar en el exilo.
Autor: Miodrag Soric / Julia Luhnau
Editora: Cristina Papleo