El SPD a la deriva
1 de julio de 2005El canciller Gerhard Schröder salió victorioso del Parlamento alemán (Bundestag), después de que la cámara le retirara la confianza necesaria para seguir gobernando. Schröder recurrió así a la única alternativa que le permite la ley alemana para adelantar las elecciones generales y así, esa es la apuesta del canciller, continuar gobernando con una nueva mayoría.
No habría ninguna dificultad en anticipar las elecciones si el Parlamento alemán tuviera el derecho a disolverse a sí mismo, como lo contemplan otras constituciones europeas. Pero ese derecho no fue concedido debido a la experiencia de la "República de Weimar", la primera democracia germana, que lleva el nombre de la ciudad donde se fundó la Asamblea Nacional Constituyente. Fue el experimento político más democrático que se realizó en Alemania durante el siglo XX. La crisis económica, hiperinflación y los intentos comunistas por derrocar al régimen dejaron en minoría las fuerzas democráticas hacia 1923. El entonces presidente Hindenburg nombró como Canciller a Heinrich Brünning, quien no contaba con mayoría parlamentaria. Sus políticas deflacionarias no aliviaron la grave crisis durante los años siguientes. La fatal decisión de llamar a elecciones parlamentarias en 1930 abrió las puertas a los Nazis.
¿Por qué disolver el parlamento?
El Presidente tiene que decidir él mismo sobre la disolución del Parlamento, sin embargo puede involucrar a la máxima instancia jurídica alemana, el Tribunal Constitucional, en caso de que así lo considere necesario y para tener mayor claridad jurídica. El principal criterio para que Köhler decida es la capacidad del canciller para gobernar según la correlación de fuerzas políticas en el Bundestag, si éstas se convierten en un obstáculo a la política gubernamental. El deseo de partidos políticos de adelantar las elecciones generales no es argumentación suficiente para que el presidente disuelva el parlamento.
Un recurso político
Gustav Heinemann era presidente cuando el 22 de septiembre de 1972, tan sólo horas tras la solicitud del entonces canciller Willy Brandt, disolvió el parlamento. Karl Carstens en cambio, usó el plazo completo de 21 días que otorgan las leyes alemanas para examinar la solicitud presentada por el entonces canciller Helmut Kohl.
Las últimas encuestas muestran que a la población alemana no le hace ninguna gracia las maniobras políticas de su canciller. La popularidad del SPD ha caído por los suelos y obtendría un 26% de los votos de haber elecciones el fin de semana. La oposición conservadora, en cambio, ha experimentado un impulso notable al darle las encuestas hasta un 49% de los sufragios. Todo esto hace suponer que su candidata, Ángela Merkel obtendría una mayoría absoluta. Aunque las cifras no son definitivas, son interpretadas como señal de debilidad que supone un posible fracaso de que la coalición roji-verde el 18 de septiembre.