El sí de Eslovaquia no resuelve la crisis europea
13 de octubre de 2011El 1º de marzo se celebrarán elecciones anticipadas en Eslovaquia. La disolución del Gobierno de la primera ministra Iveta Radicova fue la condición impuesta por la oposición socialdemócrata para dar su respaldo al nuevo Fondo Europeo de Estabilización Financiera (FEEF). Así, la ampliación de dicho “salvavidas” para el euro fue aprobada en una segunda votación del parlamento eslovaco, que revirtió el resultado negativo de la primera.
Panorama político desolador
Para Europa es un alivio, porque Eslovaquia era el único país de la Eurozona que faltaba en dar su sí. Y sin su consentimiento, el asunto habría quedado bloqueado de momento. Pero la luz verde de Bratislava no es la llave maestra que permitirá resolver el entuerto. Peor aún: la caída del gobierno de Radicova vuelve a poner en evidencia el potencial explosivo de la situación en el ámbito político europeo.
Desde que la crisis de la deuda se desató en Europa se han producido cambios de Gobierno en 6 de los 17 países de la zona euro. En otros tres, incluyendo a Eslovaquia, habrá elecciones anticipadas. Y suma y sigue: en Italia, el gobierno de Silvio Berlusconi no está en condiciones de actuar, según acaba de constatar el presidente Giorgio Napolitano; en Francia, el presidente Nicolas Sarkozy –que buscará la reelección den abril de 2012- ha perdido su mayoría en el Senado. En Alemania, la crisis del euro ha provocado fricciones entre los socios de la coalición de Angela Merkel; Bélgica tiene un Gobierno provisional en funciones y en Holanda hay un Gobierno minoritario. Prácticamente se podría decir que sólo en cuatro países de la eurozona hay real estabilidad: Luxemburgo, Austria, Estonia y Malta.
Bruselas pide el timón
La ausencia de un liderazgo firme en Europa preocupa especialmente en estos tiempos de crisis, en que todos, comenzando por los mercados, claman por una claridad que permita alimentar la confianza. También se muestra inquieto José Manuel Durao Barroso, presidente de una Comisión Europea que ha perdido influencia porque los gobiernos nacionales han tomado medidas de emergencia por su cuenta.
Barroso aboga, en consecuencia, por convertir a la Comisión Europea en un “gobierno económico” y reforzar las instituciones existentes. Pide coordinar mejor la política económica y tributaria de los 17 socios del euro, lo que también implicaría que los Estados renunciaran a porciones de soberanía. Según el jefe de la Comisión de Bruselas, si las decisiones de un país tienen repercusiones para todos los demás, éstos también deben poder influir sobre tales decisiones.
¿Más Europa?
No sólo en Eslovaquia, sino también en muchos otros países comienza a brotar el malestar por la forma en que se ha manejado hasta ahora la crisis. En Finlandia, el gobierno exigió garantías especiales para el FEEF. En Holanda, el Gobierno minoritario depende la los populistas euroescépticos para seguir adelante. En Francia, el ultraderechista Frente Nacional se posiciona contra Europa de cara a la campaña electoral. Y, en Alemania, algunas encuestas revelan que la Unión Europea va perdiendo popularidad.
¿Cuál es la salida? Recorte de la deuda griega, estabilización de los bancos, salvavidas suficientemente grandes como para ayudar también a España e Italia: tales podrían ser las soluciones que, según conjeturan los expertos, habría que acordar finalmente para sostener la unión monetaria. Tras vacilaciones iniciales, la canciller alemana, Angela Merkel, se muestra ahora más proclive a transferir más competencias a la Unión Europea.“Si nos damos cuenta de que la unión monetaria y la eurozona no funcionan adecuadamente, las reformas de los tratados no deben ser un tabú. Sólo porque fue difícil sellar el tratado de Lisboa, no se puede decir que en los próximos 30 años no se le harán modificaciones”, señaló.
Pero, con semejantes reformas dirigidas a forjar un “gobierno económico europeo”, la canciller arriesga una ruptura en su propia coalición. La Unión Cristiano Social de Baviera (CSU) se niega a transferir facultades a Bruselas. Y los liberales se proponen consultar a sus bases sobre el futuro mecanismo de rescate del euro. En suma, el gobierno de Berlín podría desmoronarse. Y no sería el primero, sino uno más de los gobiernos que naufragan en la tempestad que azota a la eurozona.
Autor: Bernd Riegert/ Emilia Rojas
Editor: Pablo Kummetz