El valle del Ahr, dos años después de las inundaciones
7 de julio de 2023Fue una de las catástrofes naturales más graves ocurridas en Alemania. Las lluvias torrenciales de la noche del 14 al 15 de julio de 2021 convirtieron al río Ahr, en el oeste de Alemania, en un monstruo furioso que arrasó personas, casas, puentes y traviesas de ferrocarril. Solo en el estado federado de Renania-Palatinado murieron al menos 135 personas.
El viticultor Lukas Sermann también perdió amigos y vecinos aquella noche. Pero "sigo viendo la inundación como una oportunidad", afirma Sermann desafiante. La empresa familiar de la que se hizo cargo solo dos años antes de la catástrofe no estaba asegurada contra daños por inundaciones. No obstante, Sermann reconstruyó el negocio destruido en Altenahr y siguió adelante. "Después de estos dos años, estoy cansado, feliz y lleno de ilusión", dice.
Sermann se benefició del fondo de reconstrucción de 30.000 millones de euros creado por el Gobierno federal y los estados federados para ayudar a los afectados por la inundación. El viticultor pudo compensar el 80 por ciento de sus daños con fondos públicos.
El vino vuelve a venderse bien, pero muchos turistas se mantienen alejados, dice Sermann. Las razones, en su opinión, son que algunas carreteras aún no han sido reconstruidas. Los carriles bici y las vías de ferrocarril aún están lejos de estar completamente restaurados, al igual que los aparcamientos para autobuses y autocaravanas.
Falta infraestructura turística
Carolin Groß, portavoz de la asociación Ahrwein e.V., menciona otra razón: "Muchos grandes hoteles y centros de conferencias aún no han reabierto". Algunos tampoco reabrirán. Está por ver cuándo se podrá volver a alcanzar cifras de visitantes como en 2019, antes de la pandemia y la inundación, dice.
Entonces, se contabilizaron alrededor de 1,3 millones de huéspedes. En comparación con ese momento, solo se ha recuperado alrededor del 60 por ciento de la capacidad de camas. Los nuevos turistas del Ahr tienden a quedarse un fin de semana en lugar de, como antaño, más días.
Hubert Pauly, Presidente de la Asociación de Viticultores del Ahr, informa de que muchas cosas siguen lejos de la normalidad. El miedo sigue en los huesos de las aproximadamente 130.000 personas del valle. El miedo a la inundación, al sufrimiento. El miedo a las imágenes que atormentan los sueños de no pocos, dice Pauly. Las miradas temerosas al cielo con cada nueva tormenta.
Botellas de vino embarradas
Hubert Pauly habla de los daños sufridos por los viticultores del Ahr y los cifra en 200 millones de euros. Solo cinco de los 35 viticultores del valle no se vieron afectados por la inundación. Pero también habla de la gran solidaridad de los viticultores de otras regiones vinícolas, que ayudaron desde el principio en la limpieza, la vendimia, el prensado y el almacenamiento de los vinos del Ahr. Y de la solidaridad de los clientes que compraron los llamados vinos de la inundación, botellas que se vendieron embarradas.
Pero Pauly informa también de líneas telefónicas que aún no se han tendido, una red de telefonía móvil deficiente, una planificación descoordinada del desarrollo de lare construcción y la falta de disposiciones para la protección contra las inundaciones en el valle del Ahr.
La gente aquí quiere mirar hacia adelante, dice el presidente de los viticultores. Aunque no todo vaya según lo previsto, el valle del Ahr sigue siendo "digno de vivir y amar".
(gg/rml)