Embajador israelí: “Deberíamos calmarnos en Oriente Próximo”
12 de diciembre de 2017DW: Han sucedido muchas cosas desde que, la semana pasada, Donald Trump reconoció a Jerusalén como capital de Israel. ¿Cómo se siente al enterarse de la quema de banderas israelíes frente a la Puerta de Brandeburgo?
Jeremy Issacharoff: Me entristece mucho ver una bandera israelí quemada en Berlín, especialmente en Berlín. Y sobre todo después del cálido recibimiento que he tenido por parte de todos los estamentos gubernamentales en Alemania. Pienso que quien quema una bandera no está en desacuerdo con tu opinión o tu postura, está en desacuerdo con el hecho de que Israel pueda tener una postura. Y en este sentido, quemar una bandera es como quemar la propia integridad y la propia tolerancia. Y eso debe juzgarse en general.
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La postura alemana es muy distinta a la que Israel podría haber esperado. No considera acertado declarar a Jerusalén como capital de Israel. ¿Está desilusionado con la reacción alemana?
Quiero ver una reacción alemana que impulse la posibilidad de que ambas partes puedan definir la situación por sí mismas, sin hacer un juicio previo. Esperaría que aquí se reconociera la fuerte conexión de Israel con Jerusalén. Ha sido nuestra capital durante 70 años y creo que si primero se reconociera eso, habría muchas posibilidades. Es el principal punto de partida.
¿La ciudad de Jerusalén, sin dividir, como capital israelí?
Jerusalén es la capital de Israel. El primer ministro ha dicho que seguiremos intentando lograr la paz con todos nuestros vecinos árabes, incluyendo a los palestinos.
Pero no hay de momento indicios de paz en este conflicto. ¿Aceptaría Israel una solución pacífica en la que Jerusalén Este fuese la capital de Palestina?
Yo soy de Jerusalén. Vivo allí desde hace muchos años y es mi ciudad natal. Mi familia vive allí desde hace muchas generaciones. Conozco la ciudad en muchas épocas, en las que judíos y árabes convivían en paz. Deberíamos reconocer que hay mucho más potencial de convivencia. Y sigo creyendo que Jerusalén es una ciudad espiritual, con serenidad, tranquilidad y fe y que, al final, las personas encontrarán el camino para negociar. Pero no se conseguirá quemando banderas o no tolerando la postura del otro.
Usted dice que Jerusalén es una ciudad espiritual, también para los musulmanes. ¿Puede entender su frustración por la decisión de reconocer Jerusalén como capital israelí?
Creo que todas las religiones, el cristianismo y el islam, son muy sensibles con respecto a Jerusalén. Por eso, Israel protege desde hace décadas el libre acceso a todos los lugares sagrados y la libertad al culto religioso. Lo que esperamos de los otros, también lo esperamos de nosotros mismos. En este sentido, reconocemos partiendo de la base de la vida cotidiana cómo sienten todos los habitantes de la ciudad. Durante el ramadán, miles de personas acuden a orar a la mezquita sin impedimentos e incluso con el apoyo de las autoridades israelíes. Hacemos todo lo posible para proteger la libertad al culto religioso. En lo que se refiere a la política, las personas deben reunirse y reconocer que Israel es la patria de la población judía y, por otro lado, la patria de los palestinos.
¿Cree que la decisión de Donald Trump es contraproducente?
La declaración del presidene Trump es una señal de la política estadounidense sobre un determinado aspecto de las negociaciones de paz, es con toda seguridad importante y no le voy a restar importancia. Lo que él de ninguna manera intenta, según sus propias palabras, es influir sobre una negociación definitiva entre las partes. Deberíamos calmarnos en Oriente Próximo. No lograremos nada a través de la confrontación. Ya tenemos confrontación desde hace décadas. Tenemos que hacer lo que hicimos con los egipcios, los jordanos e incluso con los palestinos. Sentarnos a negociar e intentar encontrar una solución.
Christoph Ricking (RMR/VT)