En Macedonia, el diablo está en los detalles
26 de enero de 2019Para empezar, valga decir que ya era hora de encontrar una solución al aparentemente eterno problema sobre el uso del término "Macedonia". Durante 25 años todas las partes dijeron estar dispuestas a hacerlo, pero daban un paso atrás cuando llegaba el momento de negociar. Y lo hacían argumentando que querían un compromiso, siempre uno distinto al que estaba sobre la mesa de negociaciones en ese momento.
Con mucha paciencia, el diplomático estadounidense Matthew Nimitz intentó desde comienzos de la década de 1990 mediar en esta disputa. Hoy, los principales actores de este drama son el primer ministro griego, Alexis Tsipras, y su colega macedonio, Zoran Zaev. Sin embargo, en Atenas se dice tras bambalinas que en este compromiso histórico también está presente la mano de Nimitz.
Muchos obstáculos en el camino
Digamos que después de las negociaciones vienen más negociaciones. Zaev y Tsipras avanzaron buena parte del trabajo necesario y han hecho cumplir el controvertido acuerdo contra toda resistencia en sus propias filas, tanto en Skopje como en Atenas. Pero se sabe que el diablo se esconde en los detalles y muchas cosas quedaron pendientes. Varias preguntas siguen sin respuesta. ¿Se va a usar el nuevo nombre de "Macedonia del Norte" en el día a día? ¿Tiene el premier Zaev una reacción al bloqueo político que le impuso el presidente Gjorge Ivanov en Skopje? ¿Puede el primer ministro Tsipras asegurar su permanencia en el cargo sin contar con la mayoría parlamentaria? ¿A quién podrá venderle su vino Macedonia y cómo serán protegidos los respectivos derechos de marca? Hay que buscar respuestas convincentes a todas estas preguntas, y mientras más rápido, mejor.
Mientras, en Grecia se está formando la resistencia a la presunta "venta" de la Macedonia griega. Decenas de miles de personas salieron a las calles a manifestarse, aunque hay que considerar que en los noventa estas mismas protestas congregaban a cientos de miles. Simpatizantes del partido ultraderechista Amanecer Dorado declararon a través de las redes sociales que la alta asistencia convertía a este movimiento en la segunda fuerza del país. Esto, en todo caso, no es refrendado por las encuestas.
La pregunta más importante es qué riesgo corre el acuerdo ante un eventual cambio de gobierno en Atenas. Por ahora se habla poco de ello, pero el líder opositor Kyriakos Mitsotakis ya ha asegurado a sus partidarios que hará "todo lo posible para evitar la adopción del acuerdo en el Parlamento". Sin embargo, nunca ha dicho que anulará el acuerdo en el caso de que llegue a asumir como primer ministro.
Nuevo orden político
Es posible que Grecia reviva aquel famoso thriller político en el que un jefe de Gobierno respeta los acuerdos que como opositor había demonizado. Eso ya ocurrió hace 4 años: en enero de 2015, Alexis Tsipras ganó las elecciones parlamentarias en Atenas con la promesa de acabar con los dictados de austeridad de los acreedores internacionales e hizo exactamente lo contrario.
Tsipras siempre puede argumentar que la ciudadanía le dio carta blanca a su giro realista en las elecciones de septiembre de 2015. Ahora el gran estratega desea usar el acuerdo con Macedonia con fines internos: los llamados parlamentarios progresistas de todos los partidos, sean de la izquierda, los socialdemócratas o los socioliberales, deberán ayudar a reforzar a Syriza para frenar a los nacionalistas y ultraderechistas. Ya lo hicieron para implementar el acuerdo con Macedonia. Y ahora deberán hacerlo en las elecciones europeas de mayo. (dzc/rrr)
Autor: Jannis Papadimitriou
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