Entrevista con Jetsün Khandro Rinpoche
5 de septiembre de 2016DW: El mundo parece estar fuera de control. ¿Vivimos en una época en la que solo cuenta ya el beneficio propio?
KHANDRO RINPOCHE: Creo que el egocentrismo y el ensimismamiento siempre han existido, pero nunca lo hemos experimentado de forma tan exagerada como en este siglo. Y creo que una las causas de la existencia de ese ego y ese ensimismamiento es la sociedad, que ha pasado de ser una comunidad a una sociedad individualista en la que el estilo de vida está orientado a mantener los propios objetivos y ambiciones y a considerar el propio yo como lo más importante de todo.
¿A qué se debe y cuáles son las consecuencias?
KHANDRO RINPOCHE: Todo se ha vuelto muy mecánico. Siempre hay alguien que te dice cómo debe ser tu vida. Y todos imitan a los demás en lugar de haber una conciencia de humanidad, del auténtico potencial de las personas. Y si no reconocemos en nosotros mismos ese potencial interior, esa capacidad, y nos dejamos guiar por la imitación o normas sociales o cualquier otra cosa que esté de moda, creo que cada vez será mayor la tendencia a alejarse de la persona que uno realmente es.
¿Pero por qué no vamos a querer tener cosas que los demás también tienen?
KHANDRO RINPOCHE: Existe el deseo constructivo y el deseo destructivo. El constructivo es mas bien un afán, querer algo. Si es constructivo servimos a los demás. Esto es, seguramente, lo que los científicos denominan evolución, algo que se origina, descubrimientos, desarrollo y progreso, lo que surge del deseo de tener éxito o de completar un concepto.
Pero en el deseo destructivo, el alto grado de la autorrealización y el interés propio sobrepasan cualquier percepción de las posibles consecuencias para los demás.
Miremos las guerras o la violencia gratuita y el odio y la desconfianza tan fuertes en nuestros días. Esto es afán destructivo: cuando uno desea ser el único que tiene éxito o es feliz.
La variante destructiva está muy extendida...
KHANDRO RINPOCHE: Esto se debe a la codicia y la ignorancia, la utilidad a corto plazo. Veamos un ejemplo: a veces, en la India, uno ve gente que tira la basura por la ventana. La calle puede estar atestada de suciedad pero cuando se abren las puertas se ven lindos jardines y estancias limpias. Aunque nada más salir de sus casas no dudan en escupir en el suelo, tirar cosas o contaminar el medio ambiente. Es una mentalidad que tenemos muchos de nosotros. Mientras a mí me vaya bien, todo bien, mi entorno está protegido. Esta sensación de ensimismamiento nos aleja de la responsabilidad global de ser capaz de ver que todo lo que yo hago tiene un efecto sobre otras personas y sobre mi entorno. Se trata de una forma lineal y egoísta de ver las cosas que es realmente triste. Y seguramente es el motivo de que las cosas vayan tan mal.
Muchos piensan que una sola persona no puede cambiar nada...
KHANDRO RINPOCHE: Hay personas que, de alguna forma, son conscientes, pero luego está esa desorientación, ese “qué puedo hacer yo”, el no ver que la propia responsabilidad puede ser muy útil. Todos piensan en línea recta, en ellos mismos. Esa es la sociedad individualista de la que hemos hablado.
Ese sentimiento de comunidad, el sentimiento de crear el mundo, de crear la sociedad, ese “soy parte del todo”, ese sentimiento se descuida mucho hoy en día.
¿Cuál sería su receta contra la indiferencia?
KHANDRO RINPOCHE: Las enseñanzas budistas hablan de valorar la reciprocidad, de desarrollar un sentido de la consciencia, un sentido de la atención que haga posible tu contribución a hacer las cosas más bellas. Si no más bellas, sí menos feas y perjudiciales.
Esto conlleva mucha introspección. Pero el permanecer atentos es mucho más difícil cuando esta introspección es interrumpida a causa de la inmensa actividad del mundo externo.
Se nos ha dado una vida humana con un gran potencial y, sobre todo, tenemos la libertad de tomar nuestras propias decisiones. Si gracias a eso logramos entender el significado de la reciprocidad, entonces, las decisiones que tomamos a lo largo de la vida podrán ser constructivas y hacernos felices a nosotros mismos y a los demás.
¿Cómo ha podido extenderse tanto el materialismo?
En cualquier lugar donde reinen el materialismo y una actitud de incomprensión e indiferencia podemos observar que el sistema educativo tiene mucho que ver con ello. Las escuelas y universidades y los canales por los que se transmite el conocimiento influyen en la mentalidad. Si se empieza a transmitir la idea de que el éxito es el único camino a la felicidad o de que la riqueza material es la única forma de tener éxito, y cuando estos objetivos se persiguen a cualquier precio, cuando se logra el éxito... Cuando este tema tiene tanta prioridad es muy difícil desviar la atención hacia algo mucho más profundo, en el sentido de satisfacción y plenitud, hacia la sencillez y la humildad. Soy de la opinión de que la formación, ya sea espiritual o humana, es muy importante.
¿Pueden las escuelas ocuparse de esto?
KHANDRO RINPOCHE: No existe un plan de estudios para la compasión, pero creo que se puede aprender desde muy joven a través del sistema educativo o la familia. Si existe una comprensión del sufrimiento ajeno y la sensación propia de plenitud, del propio sufrimiento, esto nos puede ayudar a hacer una autorreflexión básica: que los demás tienen la misma sensación, el deseo de plenitud y no el deseo de sufrir. Creo que esto lo tienen que enseñar los libros y hay que hablar de ello, sobre todo a través de ejemplos, ejemplos reales. Los profesores, claro está, también deben constituir ejemplos vivos. Pienso que esto no se logra en un curso escolar, sino a lo largo de toda la educación que debe ser permanente.
¿Y cómo se podrían transmitir estos valores a los niños?
KHANDRO RINPOCHE: Ayuda mucho sacar a los niños de su propio entorno y mostrarles cómo vive otra gente, brindarles la experiencia de otras condiciones de vida que no son las suyas propias. Ese canal y esa visión son muy importantes. Por desgracia, donde reina el materialismo, reina también la tendencia a ocultarlo todo.
Yo soy de la India. Pienso que es un lugar maravilloso porque no hemos conseguido crear envoltorios realmente eficaces. Cualquier aspecto del dolor, el sufrimiento o la fealdad está a la vista, no se esconde. Si existe esta clase de accesibilidad, los niños crecen sabiendo que hay diferentes formas de vivir, que uno quizá tenga buena suerte mientras que otros no tienen tan buena suerte. Y eso genera una actitud benévola. Es una lástima que los jóvenes de muchos países del mundo desarrollado no tengan esta posibilidad porque, miren donde miren, solo ven gente que lo tiene todo. No ven gente que no tiene ni lo más básico para vivir, como agua potable. Siempre que tengan la posibilidad, los padres deberían mostrarles a sus hijos otras condiciones de vida. Creo que sería una educación muy útil.
¿Pero no le parece fácil desesperarse en vista de los problemas globales?
KHANDRO RINPOCHE: En realidad, existe un gran potencial. No hay motivo para ser tan pesimista. Para que pueda surgir algo realmente bueno hay fijar un límite. Soy muy optimista porque pienso que si hay ese materialismo extremo también hay esperanza de que se alcance el límite más extremo, lo que haría que nos demos cuenta de una vez de que no podemos continuar así. Quizá sea este el primer paso que nos guíe a una reflexión más profunda para encontrar respuestas, no en lo externo, sino, mucho más, dentro de uno mismo.