Los problemas se acumulan
7 de enero de 2014El Primer Ministro turco Recep Tayyip Erdogan no está en su mejor momento. A mediados de diciembre del pasado año, autoridades turcas arrestaron varias docenas de personas que supuestamente aceptaron sobornos de un empresario iraní, entre ellas dos hijos de ministros del gobierno turco. Una semana después de ello, cuando la fiscalía se disponía a llevar a cabo una segunda ola de arrestos, se retiró del puesto al fiscal jefe Muammer Akkas de forma repentina. Según la información que publicó la prensa, entre la lista de sospechosos se encontraba el hijo del propio Erdogan, así como el empresario saudí Yasin Al Qadi, que hasta octubre de 2013 figuraba en la lista de la ONU de personas con relacionadas con Al Qaeda.
Ahora, estos dos últimos vuelven a salir en primera página de los diarios turcos. La oposición turca (el partido republicano, CHP) ha exigido a Erdogan que aclare la relación de su familia con el empresario saudí tras un supuesto encuentro entre Al Qadi y Bilal Erdogan. “Al Qadi estuvo aquí de forma ilegal, y tenemos fotos que lo demuestran”, afirma Ugur Bayrakutan, miembro del CHP, en entrevista con DW.
Un dudoso historial
Las autoridades estadounidenses siguen considerando a Al Qadi un partidario de la red terrorista Al Qaeda, a pesar de que el mismo empresario lo niega. Sus visitas a Turquía son frecuentes, y de hecho en 2006 Erdogan lo defendió contra estas acusaciones. Las autoridades de Estambul lo tenían ya en el punto de mira cuando el empresario mostró interés en la privatización de una propiedad que pertenecía a una escuela policial en el distrito de Etiler. Según la prensa, el terreno estaba valorado en mil millones de dólares (735 millones de euros), pero se iba a vender a inversores sin subasta pública alguna y por menos de la mitad de esta cifra. Al Qadi estaba entre los posibles compradores.
Tras la publicación de unas fotos en las que supuestamente aparece Al Qadi rodeado de guardaespaldas hablando con Bilal Erdogan en un hotel de Estambul, las sospechas sobre los turbios negocios del hijo del Primer Ministro turco se siguen acumulando. El político de CHP Umut Oran ha llegado a preguntar a Erdogan si su hijo Bilal actuó como mediador en el negocio inmobiliario de Etiler. Según la administración de la ciudad de Estambul, la propiedad no se vendió al final y todavía sigue en manos públicas.
“Tienen a mi hijo en el punto de mira, pero es a mí a quien quieren dañar”. Así respondió Erdogan a las acusaciones, alegando que todo es una invención para debilitar su partido de cara a las próximas elecciones municipales que tendrán lugar el 30 de marzo.
De momento, no está claro cómo todo esto afectará en las votaciones, pero el Primer Ministro turco tampoco ha dado una explicación sobre la relación de su hijo con Al Qadi. El tiempo pasa: Erdogan tiene un mes para dar una respuesta a las acusaciones. La oposición en Ankara está haciendo todo lo posible por llegar al fondo del asunto. Y las protestas ciudadanas, cada vez más audibles, hacen notar que los ciudadanos turcos también quieren respuestas.
Autor: Thomas Seibert / lab
Editor: Enrique López