Eslovenia: de poscomunista a país modelo
31 de diciembre de 2007
Estos días el país alpino de dos millones de habitantes es el foco de atención al convertirse en epicentro del quehacer político europeo. Cuentan las anécdotas que Eslovenia ha sido un bochorno para más de un mandatario extranjero, como el presidente estadounidense, George W. Bush, que la confundió con Eslovaquia. Durante una visita de Estado a Bucarest, capital de Rumania, el presidente esloveno, Milan Kucan, fue recibido con el himno nacional eslovaco. Y es que no sólo los nombres, Eslovenia y Eslovaquia se parecen, también las banderas son casi idénticas.
Pero a partir del 1° de enero del 2008, cuando Eslovenia asuma durante un semestre la presidencia en turno de la Unión Europea, seguramente no habrá más confusiones. La primera nación balcánica en abandonar la Federación Yugoslava en 1991, es tal vez la que mayor se ha beneficiado de los cambios geopolíticos en Europa durante las últimas dos décadas. El país ingresó junto con otros ocho países del centro y Este de Europa a la Unión Europea en mayo del 2004. Hace unos días Eslovenia retiró sus controles fronterizos con Italia, Austria y Hungría al ingresar al espacio de Schengen. No así con Croacia, cuyo ingreso a la UE está previsto en abril del 2008.
Economía floreciente
El país entre los Alpes y el Mar Adriático, una zona en donde confluyen las culturas germánica, romana y eslava, abolió sus fronteras por primera vez desde la caída del Imperio Austrohúngaro. Pero lo que más impresiona a sus vecinos es su crecimiento económico. Eslovenia adoptó el euro a principios del 2007, cuando renunció al Tólar esloveno. Desde su independencia hace 16 años la nación post-comunista ha multiplicado por siete su Producto Interno Bruto (PIIB), registrando hoy en día un ingreso per cápita de 25 000 euros. El desempleo se ha reducido a la media comunitaria y las exportaciones florecen. El quinto país más pequeño de la UE, se convierte poco a poco en una potencia económica, con empresas eslovenas como las grandes inversionistas de la región.
La receta, dicen, es la mentalidad alpina y trabajadora de este pueblo eslavo, que no apoyó como otras naciones balcánicas, como Serbia, a las fuerzas nacionalistas, sino a la élite comunista que había comprendido el momento de cambio impulsando un proceso de democratización. Políticos socialdemócratas como Milan Kucan, o el ex –presidente y primer ministro Janz Drovsek, dirigieron la transición desde la economía planificada hacia una economía de libre mercado.
Independencia de Kosovo
Pero el primer desafío al que se enfrentará Eslovenia al frente del grupo de los Veintisiete es la cuestión del futuro estatuto de Kosovo, región con la que, junto con Serbia y otras repúblicas, Eslovenia integró durante décadas la antigua Yugoslavia. En diciembre de 2007 la Unión Europea decidió enviar una misión estabilizadora a la región, integrada por 1 800 policías, jueces y otros expertos. La provincia autónoma sigue siendo oficialmente parte de Serbia, aunque administrada por la ONU bajo estatus especial desde el fin de la Guerra de Kosovo en 1999. Para el ministro del Exterior esloveno, Dimitrij Rupel, el plan que propone el finlandés Martti Ahtisaari, enviado especial de la ONU para Kosovo, que prevé una independencia tutelada de la provincia serbia, es una de las mejores opciones a seguir, a pesar de que Serbia no lo acepta. “La Unión Europea acordó que Kosovo es un problema europeo y que Europa debe resolverlo”, dijo Rupel.
El presidente francés Nicolás Sarkozy, cuyo país asumirá la presidencia de la UE en el segundo semestre del 2008, afirmó que la independencia de Kosovo es inevitable. Los albaneses de Kosovo, que representan un 90% de la población, quieren promulgar unilateralmente la independencia de la provincia y esperan el apoyo de la Unión Europea y de Estados Unidos. Tanto la OTAN como la ONU siguen reconociendo formalmente a Kosovo como parte de Serbia aunque no permitan que ésta asuma plena soberanía sobre ella.