España no es Irlanda, tiene sus propios problemas
25 de noviembre de 2010Transmitir tranquilidad y confianza. Ésta perecen ser en Europa la máxima divisa en estos tiempos de crisis. Que España no es Grecia ya lo advirtieron los expertos en economía de la Unión Europea cuando hicieron las primeras transferencias millonarias a Atenas. Ahora la comparación se amplía. “España no es Grecia ni Irlanda”, constató Amadeu Altafaj, portavoz del comisario europeo de Asuntos Económicos, Olli Rehn.
“Rotundamente no”, contestó la ministra de Economía española, Elena Salgado, cuando en la emisora Radio Nacional de España se le preguntó si el país solicitaría ayuda a sus socios comunitarios. Las medidas que se han tomado para frenar los graves efectos de la crisis financiera están dando frutos, dijo la socialista. Madrid no requiere de apoyo externo, se asegura, y el único mal sabor de boca que deja la afirmación es que lo mismo sostuvieron antes griegos e irlandeses.
Déficit y sistema bancario
Dos son los argumentos a los que se aferran los optimistas en España, entre ellos el Gobierno de José Luís Rodríguez Zapatero, para distanciarse de situaciones como la que viven otros Estados miembros. El sector financiero español es sólido y sus bancos no se tambalean. Y el déficit público hispano se sigue situando 20 puntos porcentuales por debajo de la media europea: mientras que el Ejecutivo irlandés promete un déficit público por debajo del 3 por ciento del PIB hasta 2014, el español anuncia uno del 2,4 por ciento ya para el próximo año.
Sin embargo, no todos comparten esta positiva visión. España tiene otro problema fundamental: la burbuja inmobiliaria fue aquí significativamente grande. Esto afecta a las entidades bancarias, porque fueron ellas quienes concedieron créditos a personas de poca solvencia que hoy no los pueden devolver, para comprar casas que ahora han perdido su valor; y va a afectar al déficit, porque con un 20 por ciento de desempleo- en algunas regiones incluso un 30 por ciento- y pocas expectativas de creación de nuevos puestos de trabajo, crecerán los gastos del Estado.
Dudas sobre el cumplimiento
“Tendremos que convencer de que vamos a hacer lo que hemos dicho que vamos a hacer”, declaró Miguel Ángel Fernández Ordóñez, director del Banco de España, después de que la presentación ayer miércoles (24.11.2010) del programa de recortes irlandés expandiera el miedo por los mercados y colocara el cálculo del riesgo de invertir en bonos españoles a 10 años en un récord histórico: 233,8 puntos básicos.
Y es que, pese a que en una encuesta llevada a cabo por la agencia Reuters sólo cuatro de cada 50 economistas dijeron creer que España vaya a tener que solicitar un plan de rescate europeo, las dudas de que el país sea capaz de cumplir con sus objetivos financieros existen, “y hay que despejarlas cuanto antes”, pidió el comisario europeo de Competencia, Joaquín Almunia.
España necesita una estrategia fiable de crecimiento, sin la cual el nivel moderado del déficit y la estabilidad del sistema bancario no serán suficientes para campear las dificultades, indicó Almunia. “El crecimiento español hasta la crisis estaba basado en buena medida en un sector que ya no volverá a colocarse al mismo nivel, que es el sector inmobiliario”, recordó el comisario.
Engañados, burlados, enfadados
Este domingo se celebran elecciones en Cataluña y la comunidad autónoma sirve bien de espejo para el conjunto del país. Con una tasa de desempleo que supera el 17 por ciento, un crecimiento prácticamente nulo, un altísimo nivel de fracaso escolar y el temor a que la paz social se vea alterada por el binomio destrucción de puestos de trabajo-alta inmigración, la región muestra un desolador presente con características similares a las del resto de España.
El actual Gobierno catalán, el llamado “tripartito”, formado por socialistas, izquierdistas y verdes, se esfuerza por dar buena imagen en una campaña electoral en la que tiene mucho viento en contra. Igualmente le podría acontecer a Zapatero en las próximas elecciones generales, si hasta entonces los buenos augurios de su ministra de Economía no se cumplen. Porque, como en Grecia y en Irlanda, también los ciudadanos en España se sienten engañados, burlados y están muy, muy enfadados.
Autor: Luna Bolívar (dpa/ rtrd)
Editor: Pablo Kummetz