Esquivando el bulto
18 de agosto de 2002No sólo los empresarios estadounidenses quedaron en entredicho tras los recientes escándalos provocados por la alteración de balances. Tampoco en Alemania los jerarcas de la industria gozan de mucha confianza, a juzgar por los resultados de una encuesta que publica este domingo el periódico Frankfurter Allgemeine Zeitung. El 76% de los consultados dijo suponer que en este país se falsean con frecuencia los resultados empresariales.
La resistencia de algunos de los grandes consorcios germanos a someterse a las nuevas disposiciones estadounidenses no ayuda mucho a disipar las sospechas. En la mira está una veintena de empresas alemanas que cotizan en la bolsa de Nueva York, cuyos jefes no ven con agrado cómo corre el plazo para avalar con sendas declaraciones juradas la corrección de sus cuentas.
Críticas alemanas
Berlín ha salido ahora en su apoyo, criticando la intención de Washington de imponer sus normativas a empresarios extranjeros. Según informa el semanario Der Spiegel, la ministra de Justicia, Herta Däubler-Gmelin, apeló en una carta al Comisario europeo Frits Bolkestein, solicitándole tratar por todos los medios de disuadir a Estados Unidos de su propósito.
Ciertamente las críticas en general no apuntan contra el objetivo central de la medida, que es restablecer la confianza de los inversionistas en el mercado de valores. Pero algunos entendidos hacen notar, por ejemplo, que la estructuración de las plantas ejecutivas de las empresas no son exactamente homologables a las alemanas, que cuentan con un directorio y un consejo de supervisión. Otros, como el gerente ejecutivo de la Federación Alemana de Bancos, Manfred Weber, califican la medida como una muestra del "clásico accionismo" estadounidense.
La polémica extraterritorialidad
Las autoridades alemanas, por su parte, plantean otro tipo de objeciones, que van más allá de lo formal. La principal de ellas se refiere a la pretensión estadounidense de que sus leyes tengan un efecto extraterritorial. Este aspecto ya fue objeto de encendida polémica años atrás cuando, mediante la discutida Ley Helms-Burton, Washington quiso sancionar también a empresas extranjeras que sostuvieran negocios con Cuba.
Sería prudente, sin embargo, hacer las diferencias del caso. Mientras la moción de Helms y Burton iba dirigida a estrechar el cerco comercial en torno a la isla caribeña -por los motivos ideológicos de todos conocidos-, la nueva normativa referente a los balances empresariales apunta a proteger uno de los puntales de la propia economía estadounidense: la bolsa. En este sentido, Washington cuenta con buenos argumentos a su favor, porque no resulta del todo ilógico pedir que las compañías que transan sus acciones en el mercado financiero estadounidense se sometan a las reglas del juego allí imperantes.
Por otra parte, también en Alemania la iniciativa ha recibido aplausos entre algunos expertos bursátiles. Sobre todo aquéllos que se ocupan de la protección de los accionistas verían con buenos ojos que Berlín siguiera el ejemplo estadounidense.