Esta tarta de queso fue impresa en 3D
21 de marzo de 2023Ingenieros de la Universidad de Columbia y la Universidad de Pace utilizaron una impresora 3D para demostrar que su método de "cocina digital" puede crear con éxito tartas queso y de varias capas, lo que, según ellos, tiene muchas ventajas sobre las elaboradas por las manos de un ser humano.
Con tal motivo utilizaron una impresora 3D especial para crear varias tartas de queso diferentes con siete ingredientes clave: galleta, mantequilla de maní, Nutella, puré de plátano, mermelada de fresa, cereza y glaseado. Para añadir otro toque futurista a su creación, las tartas se cocinaron con láseres de alta precisión.
No parece que los pasteles vayan a ganar el concurso The Great British Baking Show y no se sabe nada de su sabor, lo que sin duda es una de las principales limitaciones del estudio.
Una avanzada mezcla de ingredientes
No obstante, los experimentos demostraron que la impresora 3D era capaz de crear un pastel de varias capas compuesto por numerosos ingredientes. Las pruebas demostraron que las galletas "graham” eran las mejores para formar una base para cada capa, mientras que la mantequilla de maní y la Nutella eran las más adecuadas como capas de soporte que sostuvieran los ingredientes más blandos, como la fruta y la mermelada.
En el proceso de cocinado, se utilizaron láseres para calentar los ingredientes con altísima precisión. Los investigadores describen esta técnica como similar a tostar una crème brûlée con una llama viva, pero controlada a con precisión milimétrica.
¿Perjudicial para la salud?
El estudio, publicado en la revista Nature, admite que los alimentos creados con esta técnica se consideran alimentos ultraprocesados, que según muchos estudios recientes son perjudiciales para la salud. Sin embargo, sostienen que este método de cocción puede ayudar a resolver dicho problema, ya que es posible calibrar con precisión el contenido de nutrientes y calorías de los alimentos.
"Tenemos un enorme problema con el bajo valor nutricional de los alimentos procesados", afirma en un comunicado la profesora Christen Cooper, autora del estudio y miembro del Departamento de Nutrición y Dietética de la Universidad de Pace.
"La impresión 3D de alimentos seguirá produciendo alimentos procesados, pero tal vez el lado positivo sea, para algunas personas, un mejor control de la nutrición, es decir, una nutrición personalizada. También puede ser útil para hacer los alimentos más apetecibles para las personas con trastornos de alimentación, imitando las formas de los alimentos reales con los alimentos de textura tipo puré que estos pacientes (millones solo en EE.UU.) necesitan”, señala el profesor Cooper.
Además, lo autores también argumentan que la autonomía de la cocina digital puede reducir el riesgo de enfermedades transmitidas por los alimentos, ya que implica menos manipulación humana.
Otros puntos a favor
Por si fuera poco, sugieren incluso que la impresión 3D podría utilizarse para hacer más sostenible la producción de alimentos.
"Imprimir alimentos también puede permitir una considerable sostenibilidad medioambiental. Los ingredientes podrían obtenerse y procesarse para el consumo local, lo que ayudaría a los agricultores y proveedores de alimentos locales. Señalan también la capacidad de esta tecnología para ayudar a producir productos como carnes de origen vegetal, algas y proteínas no convencionales de menor costo para los consumidores", escriben los autores del estudio.
"Los alimentos impresos y cocinados con láser también ofrecen oportunidades a los fabricantes para prolongar su vida útil, ya que el calor, la luz y el oxígeno que intervienen en el proceso pueden controlarse a escala milimétrica. Por último, también podría reducirse el desperdicio de alimentos, puesto que los usuarios solo imprimirían los ingredientes que desean consumir", añaden.
Está por ver si las tartas impresas en 3D llegarán pronto a las pastelerías. Sin embargo, parece cada vez más probable que la impresión 3D desempeñe algún papel importante en el futuro de la producción de alimentos.
Editado por Erick Elola con información de IFL Science y Nature.