Europa de fiesta
1 de mayo de 2004"La división del continente y la separación de sus ciudadanos ha quedado definitivamente superada", sentenció con perceptible alegría el canciller alemán, Gerhard Schröder, en una manifestación celebrada este sábado en Zittau, donde confluyen las fronteras de Alemania, Polonia y la República Checa. Los jefes de gobierno de los tres países se dieron cita en el acto, para viajar juntos a Dublín y asistir a la ceremonia central de bienvenida para los 10 nuevos miembros de la Unión Europeo. Un gesto que también conlleva un simbolismo, en una jornada que bien merece el calificativo de histórica.
Gestos memorables
Europa celebra por todo lo alto y también sus ciudadanos se permiten, por un momento, olvidar los problemas cotidianos y los temores que se vinculan con la ampliación de la UE. Periódicos, radios y estaciones de televisión dedican programas especiales al acontecimiento, con amplios reportajes sobre los nuevos socios que a la medianoche hicieron su ingreso al club.Fue una noche de fiesta, cargada de episodios memorables, especialmente en localidades fronterizas que antaño fueron testigos de enfrentamientos y profundas heridas históricas. Por ejemplo, los ministros de Relaciones Exteriores de ambos países, Joschka Fischer y Wlodzimierz Cimoszewicz, se abrazaron en el puente que une la ciudad alemana de Fráncfort del Oder y la polaca Slubice, y en otros múltiples lugares por los que otrora discurría la cortina de hierra se vivió con particular emoción el acontecimiento.
Garantía de paz
Cierto es que quedan muchos problemas por solucionar y que probablemente se exigirá más de algún sacrificio de la población. Pero no hace falta dar la espalda al realismo para reconocer las dimensiones políticas de esta ampliación de la UE. Como lo destacó el canciller Schröder, implica, en primerísimo lugar, un aporte sustancial al establecimiento de una paz duradera en el continente. Y, en segundo término, un incremento notable del peso europeo en el escenario mundial, siempre y cuando se logre también homologar posiciones en asuntos internacionales.
Esta ampliación de la Unión Europea no es la meta, sino un hito -por cierto clave-, en el camino de la integración. Otros países aún esperan su oportunidad. Y los que ya pertenecen a la Unión tendrán que hacer todavía grandes esfuerzos. Pero para todo habrá tiempo. Hoy es momento de celebrar.