Evacuaciones en Ucrania bajo fuego ruso
21 de mayo de 2024El coche del policía Vladyslav Jefarov muestra numerosas huellas de disparos. Hace poco, un francotirador ruso abrió fuego contra él y su colega Yuri Yaremchuk. Los dos policías se dirigían a Vovchansk para evacuar a una anciana. Siguen vivos gracias a un vehículo blindado, explica Jefarow, que también se encarga de las investigaciones en la zona. Sin embargo, no consiguieron recoger a la mujer, lamenta.
Jefarov y Jaremtschuk llevan casi dos semanas evacuando a los residentes del norte de la región de Járkiv. Esto se debe a que, en la noche del 10 de mayo, el Ejército ruso reanudó su ofensiva en las zonas fronterizas de Ucrania y, según informaciones de Kiev, ocupó varios pueblos.
Es peligroso quedarse en Vovchansk porque allí hay combates, dice Jefarov. Los rusos están bombardeando zonas residenciales con lanzacohetes y artillería.
Conducimos tras su vehículo. Justo antes de llegar a la ciudad, debemos acelerar al máximo porque, según Jefarov, los rusos disparan desde allí misiles guiados antitanque.
Primero la ocupación, luego el bombardeo
Vovchansk, situada a sólo diez kilómetros de la frontera rusa, fue ocupada el primer día de la invasión a gran escala del Ejército ruso. Era la mañana del 24 de febrero de 2022.
En aquel momento, era imposible evacuar a la población, cuenta Vladyslav Jefarov. Él y sus colegas apenas habían conseguido sacar armas y documentos de la ciudad ocupada. Sin embargo, algunos colegas aceptaron rápidamente colaborar con los rusos.
Sólo al cabo de dos meses las fuerzas de ocupación permitieron a los habitantes de Vovchansk la entrada en el territorio de Ucrania controlado por Kiev.
Una huida bajo el fuego y los ataques de drones
Los rescatados son llevados a un pueblo a medio camino de Járkiv. La mayoría no sabe cómo ni adónde ir después. "Pasamos seis días en el sótano", cuenta Daria, de Vovchansk, y añade: "En nuestra calle no queda ninguna casa. Todo fue bombardeado, todo estaba en llamas. Había bombas sin explotar en mi jardín".
La Policía no pudo llegar a la calle donde vivía Daria. Por ello, su familia se dirigió por sus propios medios al centro de evacuación. "Huimos a las afueras de Vovchansk, bajo ataques de drones y bombardeos, pasando junto a un vehículo blindado de transporte de tropas destruido", cuenta Daria, con la voz temblorosa. Está triste por no haber podido llevarse a su pastor alemán. La mayoría de los evacuados traen consigo a sus mascotas. Un hombre esconde un gatito blanco bajo su jersey y un gato maúlla desde su bolsillo.
"En los primeros días de la evacuación, la gente seguía negándose a marcharse, pero luego llamaban y querían que los recogieran", dice el policía Jefarov. La situación en Vovchansk se deteriora día a día y la Policía ucraniana ya no puede adentrarse más en la ciudad. Por ello, los residentes tienen que recorrer ellos mismos los kilómetros que les separan del punto de recogida. "La gente está desesperada", confiesa Jefarov.
Restos de misiles en la calle, patos entre los escombros de las casas
La siguiente llamada que recibe la Policía es de un hombre del pueblo de Bilyj Kolodjas, al sur de Vovchansk. Sólo se puede llegar al pueblo por un camino lleno de baches. Pero al final resulta que el hombre no quiere ser evacuado, después de todo. Vladyslav Jefarov disimula su enfado y se dirige a la casa de al lado. Allí se le acerca un hombre mayor que tampoco quiere marcharse. "Aquí todavía no tenemos mucho miedo", dice.
El teléfono vuelve a sonar. Dos mujeres quieren que las recojan en el pueblo de Sosnowyj Bir. Sus casas fueron alcanzadas por un misil. Pero la Policía es incapaz de encontrarlas en el lugar. Sólo hay patos paseando entre las ruinas de las casas, de las que sale humo.
Los policías encuentran los restos del misil en la calle y los cargan en su vehículo. "Eso también forma parte de nuestro trabajo", dice Jefarov, y subraya: "Todo bombardeo es un crimen". Los restos de armas son pruebas materiales que podemos utilizar para demostrar la culpabilidad de los ocupantes."
(gg/ms)