Expedición ExoMars: buscando vida en Marte
El objetivo de este proyecto es analizar Marte en busca de indicios de vida. La primera fase estudiará la mejor manera de aterrizar en el planeta de cara a una segunda misión.
Motores listos
Más de una década de trabajo da forma a este cohete Ruso Proton-M donde van anclados el Trace Gas Orbiter (TGO) y el módulo de aterrizaje Schiaparelli (EDM). El proyecto ExoMars de la Agencia Espacial Europea tiene colaboración con la Agencia Espacial Federal Rusa. El lanzamiento se llevó a cabo en Kazajistán.
Separación
Horas después del lanzamiento, el orbitador (negro) y el módulo de aterrizaje (dorado) emergerán de la coraza del cohete. Tras el desprendimiento de algunas partes, el artefacto proseguirá su viaje hacia Marte. Su duración será de siete meses debido a la óptima alineación entre la Tierra y el planeta rojo.
Hasta la vista
Después de más de medio año juntos en el espacio exterior, el orbitador y el módulo de aterrizaje se separarán tres días antes de llegar a su destino. Será a finales de octubre. Desde ahí en adelante tendrán que ir cada uno por su cuenta.
¡Allá vamos!
Una vez que el módulo de aterrizaje se desprenda, viajará a más de 20.000 kilómetros por hora. Su destino será el Meridiani Planum, una planicie rica en un mineral llamado hematita.
Aterrizando con suavidad
La atmósfera marciana absorberá al Schiaparelli (nombre propio del módulo de aterrizaje) permitiéndole usar el paracaídas que aquí se muestra. Gracias a este modelo de paracaídas su velocidad descenderá hasta los 200 kilómetros por hora. Será entonces, a apenas 1.5 kilómetros de distancia de la superficie, cuando el Schiaparelli se desligue de la cuerda y active sus propulsores para aterrizar.
Degustando el aire
Una vez en tierra, el Schiaparelli recolectará datos sobre la atmósfera en un periodo de cuatro días. Gracias a esto, las agencias europea y rusa conseguirán información vital para próximos aterrizajes. Después de esos cuatro días, la batería del Schiaparelli se agotará y quedará olvidado en Marte.
¡Mira qué vistas!
Mientras, a unos 400 kilómetros de altura, el orbitador seguirá dando vueltas al planeta. Una vez estabilizado, usando los motores que vemos, tomará la órbita de manera constante y procederá con su estudio. Será el puente de comunicación entre el Schiaparelli y el equipo terrestre.
Aquí huele a metano
El principal objetivo del orbitador será rastrear en busca de gases producidos en el planeta. Lo hará durante unos años y en especial buscara metano. Ya hubo indicios de la presencia de este gas y de confirmarlo, podría certificarse la posible existencia de vida en el planeta (microorganismos, claro).
ExoMars y su robot
La próxima fase del programa espacial (2018) enviará a Marte un robot no tripulado, llamado rover, para proceder con un detallado estudio del suelo. Su aterrizaje está previsto en el llamado Oxia Planum, el cual es rico en magnesio y hierro. Los científicos creen que estas fuentes minerales tienen que ver con la presencia de agua.
A taladrar se ha dicho
Este será el taladro que utilizará el rover de ExoMars para perforar la superficie marciana. Con esta maravilla alcanzará hasta dos metros de profundidad. Gracias a su potencia y a un sensor de moléculas, podrán tomarse muestras del subsuelo. Eso está previsto para el 2020 aproximadamente, pero si se consiguiera sería un hito en la historia. ¿Habrá vida en Marte?