Francisco: “Un Papa por descubrir”
14 de marzo de 2013Juan Manuel Torres es docente de Teología Sistemática de las Universidades del Rosario y de la Salle, de Bogotá, con un doctorado en el problema de la salvación y el sufrimiento en el cristianismo desde la perspectiva de la Teología de la Liberación. Actualmente, Torres estudia el problema de la juventud y la religión.
DW: ¿Cómo describe usted al nuevo Papa Francisco?
Juan Manuel Torres: Jorge Mario Bergoglio es un hombre que ha sido capaz de indignarse socialmente y en público en escenarios políticos muy complejos en Argentina. El Papa ha expresado la sencillez del Evangelio para ser muy próximo a la gente. Bergoglio tiene una profundidad en su fe que le permite anunciar y denunciar lo que socialmente considera injusto.
DW: ¿Qué significado tiene para América Latina la elección de un Papa argentino que ha articulado los intereses de los pobres desde el mismo lugar en donde viven?
Juan Manuel Torres: Para América Latina es importante tener a un Papa con un lenguaje mucho más concreto. El lenguaje del nuevo Obispo de Roma no es un lenguaje que surge de una elucubración, ni de una especulación teológica ni teórica, sino de la convivencia con el pueblo. América Latina es un continente marcado por dictaduras, pobrezas plurales, por la agudización de conflictos violentos y la polarización política, pero a la vez es un continente que busca la integración. Con un lenguaje fresco, políticamente sensato y relevante para los católicos. El Papa permitirá que sigamos construyendo una América Latina que se sostenga mutuamente, con todas nuestras potencialidades culturales, económicas y políticas.
DW: ¿Percibe un respiro después de un Papa centrado en la dogmática tener ahora a un Papa dedicado a las necesidades de los pobres?
Juan Manuel Torres: La apuesta por Bergoglio es interesante. El Vaticano parece valorar, de nuevo, el “sensus fidelis”, que es el sentir de la gente, que es por donde pasa lo cotidiano del Evangelio. Veremos un pontificado no concentrado en la verdad absoluta sino en la humanidad: plural, dramática, en proceso de reconstrucción y búsqueda de identidad. La elección del Papa Francisco es la muestra de que ahora se quiere pensar de frente a la realidad. Esto fortalecerá a la Iglesia porque la fe es un hecho social, cultural y político. Esto permitirá debatir sobre las realidades éticas, sociales y morales.
DW: ¿Son acaso sus palabras deseos expresos o realidades factibles?
Juan Manuel Torres: Tenemos a un Papa por descubrir. Un Papa que como clérigo ha sido capaz de moverse tanto en la ultraderecha como en la izquierda. Bergoglio se ha movido entre una corriente conservadora argentina y una progresista. El Evangelio no es neutral, sino políticamente influenciado por las realidades. No tenemos a un Papa ni de derecha ni de izquierda. La Iglesia no puede entrar en el juego de la polarización, pero tiene que verla críticamente. La Iglesia tiene que estar cerca de los humanos de carne y hueso. Esto es esperanzador en el Papa Francisco.
DW: Juan Pablo II habló de América Latina como “un continente de la esperanza”. Una frase que se quedó en palabras. La realidad fue que la Iglesia católica se olvidó de América Latina dejándola al albedrío de las sectas pentecostales y neopentecostales que hoy tienen su auge como “Escuelas de la intolerancia” del siglo XXI. ¿Qué se puede hacer por salvar lo que queda, porque – también en América Latina – hay cada vez más personas que se alejan de la Iglesia católica?
Juan Manuel Torres: Se nos llamó “Continente de la Esperanza” porque la Iglesia católica latinoamericana es plural. América Latina ha recibido la influencia de las más diversas corrientes teológicas, europeas y propias, como la Teología de la Liberación o la Teología negra. En América Latina hay sectores de la Iglesia que han tomado en serio la realidad de los pobres y que la han comprendido sin ingenuidades. La Iglesia en América Latina ha estado en continuo movimiento. Los grupos eclesiales de base, entre ellos los campesinos, Sacerdotes por América Latina (SAL) y Golconda, fueron movimientos de renovación teológica. El olvido de América Latina se debe a los problemas internos de la maquinaria política de la curia romana.
Veremos cómo va a manejar el Papa Francisco el euro e italocentrismo del que adolece la Iglesia católica, que es aún regida por un poder monárquico y con un terrible absolutismo excluyente. El Papa tendrá que desafiar a los movimientos neo-pentecostales que propagan teologías de la prosperidad y el éxito que la interpelan. La religión no puede ser un concepto de mercadeo para tener, vender y consumir más. La Iglesia católica tendrá que abrir campos a la deliberación sobre el auge de estas sectas. Los latinoamericanos demandan la desaparición de la Iglesia monocéfala que piensa por todos pero que no acepta las ideas de sus feligreses en los campos y ciudades.
DW: ¿Se dio El Vaticano por enterado de que los pobres en América Latina necesitan hechos y no sermones?
Juan Manuel Torres: Sí. Ahora la interpretación estará a cargo de un Papa que ha recorrido a América Latina no como misionero sino como ser cercano a los necesitados. Ahora tenemos a alguien capaz de deliberar públicamente con apertura de espíritu.
DW: ¿Hará escuela esa postura?
Juan Manuel Torres: Espero que sí. Aunque va a ser difícil permear la fuerte maquinaria de la curia romana, la elección de Bergoglio es una ruptura. El Papa Francisco es un hombre que evoca y convoca por la manera como se comunica con los que sufren.
DW: ¿En qué estado están hoy los movimientos católicos de base en América Latina combatidos por la misma Iglesia?
Juan Manuel Torres: En América Latina ha habido teólogos y mártires coherentes con el Evangelio y fieles a la humanidad misma, como los asesinados Monseñor Romero, los seis sacerdotes de la Universidad Centroamericana de San Salvador (UCA) y otros. La Teología de la Liberación en América Latina ha venido reconociendo la feminización de la pobreza, por ejemplo. La opción por los pobres no es un mero término sociológico sino que hace parte del Evangelio. La Teología de la Liberación misma es hoy más plural.
DW: ¿No es el Papa Francisco la personificación de la contradicción de, por una parte, defender los derechos de los desvalidos y, por otra, negar los derechos igualitarios de la mujer y las comunidades LGTB?
Juan Manuel Torres: Esa tensión no solo existe en la persona de Bergoglio sino en la Iglesia. Por un lado hay un conservadurismo moral sexual y por el otro una liberalización, sobre todo en Bergoglio, de lo que implica la moral social. En algún momento tendremos que hablar del aborto como una realidad. La Iglesia tendrá, algún día, que empezar a reconocer la realidad de los movimientos étnicos y sexuales que piden el reconocimiento de sus derechos. Esto también vale para lo que implica la legalización del aborto, la eutanasia, eugenesia y el consumo de drogas. La Iglesia católica tendrá que crear las estructuras para empezar el proceso de reconocimiento de los derechos igualitarios.
DW: ¿No es la elección del Papa Francisco el último campanazo a la Iglesia católica para ponerse al día con el Siglo XXI?
Juan Manuel Torres: Esta es una nueva primavera. Aunque el Papa tendrá que atender los intereses de muchas partes, entre ellas de la misma curia, esta es la oportunidad para que la Iglesia se ponga al día, no solo aboliendo el principado de la Iglesia absoluta, sino reviviendo la causa de Jesús de Nazareth, que fue cercano a las prostitutas, a los leprosos, a las mujeres.
DW: Permítame un pequeño excurso. El hoy Papa dijo alguna vez: “Las Malvinas le pertenecen a Argentina”. Así que los británicos ya temen que el Sumo Pontífice use ahora su poder de Jefe del Estado Vaticano para convertirse en actor de un conflicto internacional como ya se lo pidió la presidenta de Argentina. ¿Estamos ante un papado involucrado en asuntos geopolíticos?
Juan Manuel Torres: Teniendo en cuenta la coyuntura de la Iglesia católica, no creo que vaya a hacer intervencionismo para modificar ni gobiernos ni políticas. El Concilio Vaticano II insta a respetar “la autonomía de las realidades terrestres”. Esta no puede ser una Iglesia que empiece a colonizar ni la ciencia ni la política ni la cultura.
DW: Según Nicolás Maduro, el presidente interino de Venezuela, “Chávez intervino en la elección del Papa Francisco”. ¿Qué cree que pasó?
Juan Manuel Torres: Que el caudillo se nos convirtió en Mesías. A veces, las utopías se convierten en absolutismo. Está reconocido en la historia que algunas utopías revolucionarias se han vuelto apocalípticas, para luego formar élites que reproducen lo mismo que critican. Y cuando la utopía se convierte en un absoluto se vuelve en una dictadura del pensamiento, de la existencia. Para algunos la revolución está justificada por todos los medios. Hay revoluciones que usan la demonización del crítico y del adversario y ven los demonios afuera, mas no adentro. Elevar una figura al grado de Mesías permite adjudicarle influencia tanto en el cielo como en la tierra. Las justificaciones del poder han sido siempre una peligrosa tentación, tanto en la religión como en la política.
Autor: José Ospina-Valencia
Editor: Diego Zúñiga