De niña le gustaba jugar a la cocina. Su papá le regaló su primer metate. A los seis años preparó su primera tortilla y a los doce, Abigail Mendoza cocinaba para toda la familia: salsa de papas, enfrijoladas, frijol molido, caldo de nopales. Platos tradicionales elaborados con recetas ancestrales. Su mano magistral para tortear ¿la habrá adquirido gracias a la luna llena, a la que invocaba las noches a la intemperie siguiendo los consejos de su mamá? Mientras tuesta granos de cacao y algunos saltan fuera del recipiente dice entre risas: "Si salpica mucho es que estás muy alegre". Por su fidelidad a los sabores auténticos ha rechazado propuestas de llevar su restaurante a otros países. Allí no encontrará los mismos ingredientes y "la comida no va a ser lo mismo". En Fuerza Latina, Abigail revela su plan para que no se pierda la cocina tradicional zapoteca. No cabe duda, lo llevará a cabo y logrará que las generaciones venideras disfruten de la cocina de sus ancestros.