G-8: acuerdo en torno al cambio climático
7 de junio de 2007La primera jornada oficial de trabajo de los líderes del G-8 ha finalizado con un acercamiento entre Europa y Estados Unidos en el esfuerzo por la lucha de la protección ecológica. Aunque no se trata de un acuerdo cuyos objetivos sean obligatorios, los mandatarios reunidos en Heiligendamm han coincidido en calificar al unísono de "gran paso" el compromiso pactado.
Los líderes europeos del G-8, Japón, Canadá y Estados Unidos negociaron un documento sobre el clima en el que se recoge explícitamente el objetivo de reducir en un 50 por ciento las emisiones contaminantes hasta el 2050 y en el que se estipula que este proceso deberá producirse bajo la coordinación de la Organización de las Naciones Unidas.
En el acuerdo se subraya que se toma seriamente en consideración el informe del grupo de expertos de la ONU sobre el cambio climático, el llamado IPPC, en el que se recomienda reducir las emisiones de gases de efecto invernadero en por lo menos un 50 por ciento hasta el 2050 sobre los niveles de 1990.
Definitivamente muy poco
El compromiso alcanzado en Heiligendamm no contiene ninguna especificación vinculante, lo que ha decepcionado especialmente a los ecologistas. La organización Greenpeace indicó que lo único que se ha logrado es aplazar una vez más una solución para el futuro.
También la red antiglobalización Attac criticó el resultado al que calificó de "broma". Vender este acuerdo como el gran éxito resulta cínico especialmente de cara a las víctimas del cambio climático.
Se requiere la implementación de medidas rápidas y decididas y no posponerlas hasta el 2050, tiempo en el que morirán millones de personas como resultado de la falta de agua y el incremento del nivel de los mares.
En opinión de Attac la canciller alemana pactó con sus socios un nuevo aplazamiento.
Merkel defiende logros
La canciller alemana, Angela Merkel, reconoció la dificultad de lograr un compromiso que recogiera una reducción numérica teniendo en cuenta que Estados Unidos se retiró del Protocolo de Kyoto, que Canadá no lo ratificó y que Japón pedía enmiendas, pero realzó el hecho de que el compromiso alcanzado allana el camino para la reunión de los ministros del Medio Ambiente en diciembre próximo en Indonesia, al otorgarles un mandato oficial para negociaciones concretas de cómo deberá cumplirse en la práctica la reducción de emisiones.
En la Conferencia Mundial del Clima en Bali se acordarán las nuevas regulaciones a implementarse para cuando finalice el Protocolo de Kyoto en el 2012.
Angela Merkel destacó asimismo la importancia de que el acuerdo se negocie en el marco de la ONU, pues el foro multilateral le da legitimidad jurídica y credibilidad en el seno de la comunidad internacional.
El secretario General de la ONU, Banki Moon recibió de "todo corazón" el acuerdo pactado. Y el Ministro de Medio Ambiente alemán, Sigmar Gabriel, lo calificó de una señal alentadora.
Mañana todo podría cambiar
Existe una gran brecha entro las medidas requeridas para proteger a la ecología y las pactadas hasta el momento. El club de los poderosos avanza a paso de tortuga en el tema defensa ecológica, incluso el presidente francés, indicó que "habría preferido que se acordaran metas específicas". Existe sólo una opción para los países industrializados y "no se puede esperar, se debe actuar, cualquier otra cosa sería inmoral", dijo en Heiligendamm el presidente galo.
Aún cuando se ha tratado de vender el acuerdo como un éxito habrá que esperar a ver que deciden este viernes los cinco países emergentes invitados a participar en la Cumbre del G-8.
Sí Sudáfrica, Brasil, México, India y China podrían hacer frente común contra una reducción mayor de sus emisiones de CO2, esto podría representar el fin de la "presunta" aprobación de Estados Unidos del acuerdo pactado este jueves por el G-8.
El consejero norteamericano de Seguridad Nacional, Stephen Hadley, indicó que la "declaración de consenso" alcanzada se ha tomado sin que todos los actores importantes estuvieran presentes.
Sólo cuando India y China hayan dado a conocer su postura se sabrá si los pactos de Heiligendamm representan realmente una pequeña luz en el horizonte o si la ecología está perdida.