G-8 y la ecología: afloran diferencias
17 de marzo de 2007El cónclave ecologista de los delegados del G-8 así como los representantes de Brasil, México, China, India y Sudáfrica duró sólo dos días. Tiempo suficiente para corroborar en Potsdam la profunda brecha que separa a Estados Unidos del resto del mundo en lo que a la protección ecológica se refiere.
La manzana de la discordia es la intención de compensar económicamente a aquellos países menos desarrollados que hacen un esfuerzo por ejemplo en la lucha contra la tala de selvas y bosques naturales.
Muchos países en vías de industrialización temen que nuevas medidas de protección del medio ambiente puedan significar un freno para su desarrollo. Para reducir estos temores y alentarlos a cuidar sus ecosistemas el esfuerzo es enlazar la política ambientalista con un crecimiento económico sostenible.
El costo de la protección ecológica
En el encuentro de Potsdam no se quería llegar a acuerdos concretos, según señaló el anfitrión del evento el ministro alemán del Medio Ambiente, Sigmar Gabriel, sino simplemente mostrar caminos para aumentar la comprensión de que la salvación del planeta es algo que sólo puede lograr la comunidad internacional de manera conjunta.
Aunque nadie duda a estas alturas de que proteger los ecosistemas mundiales sólo se puede lograr conjuntamente, el desarrollo de acuerdos parece lejano pues no hay consenso entre los países más ricos de asumir una mayor responsabilidad, requisito necesario para vincular la protección del clima y el desarrollo sostenible.
"Los países en desarrollo tienen la preocupación de que metas como las que propone la Unión Europea terminen llevando a que se estanque el crecimiento en partes del planeta y que mucha gente no salga de la pobreza", enfatizó el ministro germano Sigmar Gabriel.
Estados Unidos, sin embargo, no quiere saber nada sobre una posible compensación económica por parte de las naciones industrializadas para aquellas naciones en vías de desarrollo que protejan sus ecosistemas.
Las esperanzas puestas en la conferencia de Potsdam fueron demasiado altas. Pero aún cuando no se cumplió con lo que los más optimistas esperaban hubo algunos avances. Por ejemplo el acuerdo de que deben reducirse las emisiones de CO2 y de que se deben incrementar los esfuerzos en la transferencia de tecnologías.
Metas ambiciosas
Al cierre del encuentro, Achim Steiner, director del Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA) pronosticó que aún queda mucho trabajo por realizar para compatibilizar los intereses de Estados Unidos, los de Europa y los de los países en desarrollo.
A la luz de los escasos avances alcanzados en Potsdam es poco probable que se cumplan los ambiciosos planes de la presidencia alemana en turno de la UE. El Gobierno alemán se ha propuesto que en la cumbre ecológica del G-8 a celebrarse en junio en la localidad báltica alemana de Heiligendamm, se asuman las metas de protección del clima ya fijadas por la Unión Europea y que se discutan el futuro de la política energética especialmente un incremento de la eficiencia energética.