¿Garantías alemanas para una central nuclear de alto riesgo?
6 de marzo de 2012El reactor atómico Angra 3, situado en el sur del Estado federado de Río de Janeiro, es un Matusalén de la tecnología nuclear. Planeado en 1975 por la dictadura militar y caracterizado desde 1984 por interrupciones de años de duración, la instalación se asemeja, desde del punto de vista técnico, al reactor nuclear alemán Grafenrheinfeld construido en la década de los setenta.
Este último, sin embargo, se sacará de servicio dentro de tres años y probablemente antes de que su copia brasileña empiece a funcionar. Además, la cúpula de concreto de Angra 3 solo tiene la mitad del grueso de la de Grafenrheinfeld lo que fue justificado con el hecho de que no hay rutas de vuelo sobre el reactor.
Desde el punto de vista de la organización ambientalista Greenpeace, el reactor no cumple con los requisitos de seguridad que se establecieron después de los ataques terroristas del 11 de septiembre y de la catástrofe de Fukushima. Según el experto en asuntos de energía atómica de la organización, Tobias Riedl, en Alemania el reactor no podría ser autorizado.
Mil trescientos millones de euros en garantías
Sin embargo, el Gobierno federal alemán parece ser de otra opinión. En respuesta a una pregunta de un diputado del Partido Socialdemócrata Alemán (SPD) el pasado mes, el Gobierno de la canciller Angela Merkel afirma que el reactor previsto para Angra 3 está, desde el punto de vista técnico, a la altura de los reactores de agua a presión utilizados en Europa Occidental.
Por ello, Berlín está pensando en conceder garantías de mil trescientos millones de euros para finalizar su construcción. El beneficiario de las “garantías Hermes” sería el consorcio francés Areva, el cual también hace negocios en Alemania. El ministerio alemán de Economía argumenta que con estas garantías se asegurarían exportaciones y puestos de trabajos alemanes.
No obstante, Merkel afirmó este 6 de marzo en una rueda de prensa con la presidenta brasileña, Dilma Rousseff, que todavía no se ha tomado una decisión definitiva. Durante una vuelta por la feria tecnológica CeBIT en Hannover, las mandatarias se encontraron con activistas antinucleares que exigían el cese de la construcción de Angra 3.
Expertos de Greenpeace advierten de un desprendimiento de tierra
La disputa sobre la ayuda financiera alemana para la construcción del reactor se está ahora llevando a cabo por los expertos. Greenpeace y la organización ambientalista alemana Urgewald presentaron el martes en Berlín a dos expertos brasileños que mencionaron numerosos defectos y fallos del reactor.
El experto en energía atómica, Francisco Correa, quien trabajaba para el departamento medioambiental brasileño IBAMA, indica que el operador brasileño Electronuclear no concibió el análisis de seguridad para la ubicación actual del reactor, sino que utilizó como referencia la central nuclear alemana Biblis B.
Según las más recientes normas de seguridad brasileñas, una central nuclear no puede localizarse ni en una región en peligro de desprendimientos de tierra, ni en la cercanía de ciudades con más de 50.000 habitantes. Sin embargo, según Correa, ambos aspectos son aplicables a Angra 3.
El mayor peligro proviene de los desprendimientos causados por fuertes lluvias. En 2005 se hundió un edificio con un laboratorio situado sobre el recinto nuclear. Además, según los expertos, también está en peligro el suministro eléctrico de emergencia, cuya falla condujo a la catástrofe en Fukushima. Por último, existe la posibilidad del bloqueo de las principales salidas de emergencias a causa de los derrumbes.
Para Greenpeace parece estar todo claro: mientras en Alemania se decidió abandonar la energía nuclear, el Gobierno de Merkel parece aceptar niveles de seguridad más bajos en el extranjero.
Rousseff: Seguiremos construyendo
El ministerio alemán de Economía está esperando que el Instituto alemán para la Seguridad Tecnológica (ISTec), financiado por Areva, presente el resultado de sus estudios a fin de mes. Solo después de esto es que la comisión de presupuestos del Bundestag abordará el tema.
Sin embargo, la presidenta brasileña expresó claramente cómo ve el futuro del proyecto con un valor de cuatro mil quinientos millones de euros: “Nosotros en Brasil no condenamos la energía atómica”. La mandataria dijo que ella respeta la posición alemana, pero que “Brasil continuará con Angra 3, porque ya hemos invertido mucho dinero”. La pregunta que queda por responder es solo: ¿Con o sin garantías alemanas?
Autores: Bernd Gräßler/Gabriel Domínguez
Editor: José Ospina-Valencia