Gran Sorteo Patrio: ¿para los pobres de México?
13 de septiembre de 2021Tras la controvertida rifa del avión presidencial de México, hace un año, el aparato sigue en el hangar presidencial; aunque, según el presidente Andrés Manuel López Obrador, su iniciativa fue todo un éxito. Ahora, el mandatario rifará las propiedades confiscadas a narcotraficantes y políticos corruptos de administraciones anteriores; un acto llamativo, que intenta enviar el mensaje de que su Gobierno está luchando contra la corrupción y el crimen organizado.
¡Compra tu cachito!, invita la página del Gobierno mexicano que promociona el sorteo con el que se celebrarán las fiestas patrias este miércoles 15 de septiembre, y que rifará 250 millones de premios en especie y en efectivo.
Por 250 pesos, equivalentes a poco más de 10 euros, los participantes podrían ganar 22 premios en especie, desde un penthouse en Acapulco, hasta casas, ranchos y terrenos en distintos estados del país. Entre los más llamativos figura la casa situada en Culiacán, Sinaloa, desde donde se fugó el narcotraficante Joaquín Guzmán Loera, alias “El Chapo”, en 2014.
Mientras agentes de la Marina forzaban la puerta principal, el entonces líder del cártel de Sinaloa huía con una de sus amantes a través de un sistema de túneles, cuya entrada se ocultaba en el baño de la propiedad. Hoy, pese a su valor histórico y a la fama alimentada incluso por series de Netflix, este premio más bien provoca temor entre el ciudadano común.
Miedo a los sicarios, pese a agradecimiento al Gobierno
“A mí no me gustaría vivir ahí. Qué tal si aparece uno de sus sicarios y no le parece que esté yo ahí. No sería un lugar seguro para mi familia”, dice Rosalba, una mujer consultada por DW en Ciudad de México. “Comparada con la rifa del avión, este sorteo no ha encontrado gran interés”, afirma un vendedor de billetes, que explica que en el sorteo del avión se rifaron 100 premios de 20 millones de pesos, y ahora se rifan propiedades.
La rifa, que cuenta con dos millones de boletos, incluye también la mansión confiscada hace 20 años al narcotraficante Amado Carrillo, conocido como “Señor de los Cielos”. La residencia de lujo dispone de más de 3.000 metros cuadrados, piscina climatizada, nueve habitaciones, y está valuada en unos 3 millones de euros.
Otro superlativo es un palco para 20 personas en el Estadio Azteca, donde Maradona levantó la copa del Mundial de 1986. Adquirido durante el Gobierno de Miguel de la Madrid (PRI 1982-1988) para uso de la Presidencia y sus amigos, el eventual ganador podrá usarlo ahora durante 44 años.
Entre la población, el sorteo provoca reacciones encontradas. “Esto es algo que se le agradece al Gobierno, que se le regrese al pueblo lo que nos han quitado, ya sea por parte del narco o por la mafia de cuello blanco”, afirma Alfredo, que compró cuatro boletos. Andrés López, que tuvo que viajar varias horas desde el Estado de México para comprar un boleto, espera que la lotería beneficie a los más pobres.
Un nuevo engaño, percepción de muchos
“Esto es un fraude como la rifa del avión. Hay que ser un poco realistas para saber que esto es un teatro más de este Gobierno, como todo lo que ha hecho”, dice otro hombre que prefiere mantenerse en el anonimato.
También el historiador y politólogo José Antonio Crespo considera que el sorteo es un nuevo engaño a la gente. “Incluso con la rifa del avión podría haber funcionado si se hubieran respetado las reglas. Si se hubiera hecho una rifa bien hecha, en la que se hubieran entregado, si no el avión, los premios en dinero. Pero resulta que rifaron el avión y nadie lo ganó, entonces fue un engaño”.
Rubén Salazar, director de Etellekt Consultores, empresa que evalúa riesgos políticos en México, coincide, en conversación con DW, en que el objetivo del sorteo es generar la percepción de que se combate a la corrupción y el narcotráfico, mientras realmente ocurre lo contrario.
“El mismo presidente valuó este conjunto de propiedades en 250 millones de pesos. Si esa es la capacidad del Gobierno, no sólo para congelar cuentas bancarias -que sigue siendo un gran pendiente de esta administración-, sino para decomisar y embargar bienes obtenidos con recursos de procedencia ilícita, es un logro muy limitado”, asegura Salazar.
El experto cita estimaciones que comparten la Universidad Autónoma de México (UNAM) y la Administración para el Control de Drogas de los EE. UU. (DEA, por sus siglas en inglés), sobre el volumen de negocio de los grupos delictivos en México, que oscila entre 20.000 y 40.000 millones de dólares al año. “Considerando la cifra más alta, estaríamos hablando de entre un 4% y un 5% del Producto Interno Bruto (PIB), por lo que los logros del Gobierno federal están muy por debajo”, indica.
Hacer creer a los pobres que hay esperanza
El directivo de Etellekt Consultores considera que el sorteo lucra con los más pobres haciéndoles creer que hay esperanza: “La lotería básicamente está dirigida a la gente pobre, que es quien más compra estos boletos. El presidente transmite la idea de que hay alternativas para salir adelante, que su vida puede cambiar de la noche a la mañana”.
Pero lo más grave, para el analista, es que, en vez de combatir a los grupos criminales, el Gobierno mexicano esté intentando pactar con ellos, en un intento por pacificar el país. “La decisión de fondo es pactar con la delincuencia. El presidente quiere construir una paz narca negociando con los carteles, para reconstruir el tejido político que se perdió con la llegada de las alternancias al poder a partir del año 2000”, afirma. Y alude así a la que se considera como estrategia en seguridad del Gobierno federal: un arreglo no escrito con el mundo criminal conocido como “Pax Narca”, y que consistiría en dejar operar a la delincuencia a cambio de paz en las calles.
“Pactar con los grupos criminales no será suficiente para pacificar el país porque las bandas delictivas se dedican a actividades muy diversas, ya no sólo es la producción y comercialización de estupefacientes, sino el robo de hidrocarburos y recursos naturales como maderas preciosas, además del tráfico de personas”, advierte Rubén Salazar.
Y añade: “Los delitos comunes empiezan a crecer mucho y lo que más me preocupa es la extorsión a pequeños empresarios. Ahí es donde el presidente está traicionando a la ciudadanía: hace creer que combate a la delincuencia cuando esta sigue secuestrando, extorsionando, amenazando y asesinando a la gente que pone un negocio, aquí mismo en la Ciudad de México. Si no reciben una cuota, un derecho de piso, atentan contra su integridad”. (rml)