“Guantánamo debe ser cerrado para recuperar credibilidad”
25 de enero de 2009DW-TV: Sr. Ministro, la primera medida del presidente estadounidense, Barack Obama, fue anunciar y ordenar el cierre del campo de prisioneros de Guantánamo. ¿Es un cambio histórico?
Frank-Walter Steinmeier: “Un cambio histórico y, sobre todo, el cumplimiento de una esperanza y una demanda que nosotros, los europeos, habíamos formulado en los últimos años, en voz alta, a la administración anterior. Me alegra que Barack Obama haya decidido rápidamente dar este paso al comienzo de su período.
Ud. es uno de aquellos que ya muy al comienzo dijeron que, si se dan las condiciones adecuadas, Alemania tendría que estar eventualmente dispuesta a acoger a algunos prisioneros inocentes. ¿Por qué? ¿No es ese, primeramente, un asunto de los estadounidenses?
Seguro. Ciertamente es tarea de los estadounidenses, pero tengamos presente en este momento la dimensión del asunto. Sin lugar a dudas, en los últimos años Estados Unidos ha perdido credibilidad ante el mundo. Ciertamente esto atañe en primera línea a Estados Unidos, pero también la credibilidad de Occidente ha estado en peligro, los conflictos y la evolución de los conflictos que hemos tenido en especial con el mundo musulmán dan amplia cuenta de ello. Siempre hemos tenido la convicción de que Guantánamo debe ser cerrado para recuperar una parte de la credibilidad. Hay que tomar esto como una señal, para lograr también un trato diferente con el mundo musulmán, que no está en principio en contra del mundo occidental, y en donde debemos intentar poner de nuestra parte a quienes están dispuestos a dialogar, a los moderados y a los interesados en tener contacto con Occidente. Naturalmente que es tarea de los estadounidenses cerrar Guantánamo y decidir sobre qué hacer con los prisioneros. En muchos casos, se los admitirá en Estados Unidos. Y, reitero, no es que nos desvivamos por acoger a prisioneros en Europa, pero queremos el cierre de Guantánamo y por eso dije muy tempranamente que debemos prepararnos. Hay señas de que, aunque los estadounidenses acojan a la mayor parte de los prisioneros, probablemente se dirigirán también a los europeos con una solicitud, y entonces tendremos que decidir cómo reaccionaremos. Si nos rehusamos y dilatamos el cierre, eso tendrá consecuencias y mi exhortación es a reflexionar pronto acerca de cómo habremos de actuar. Yo creo que, teniendo en cuenta muestras demandas y nuestras expectativas públicamente expresadas con respecto al cierre de Guantánamo, no deberíamos cerrarnos por completo y a priori al deseo de los estadounidenses, sino estar dispuestos a examinarlo concienzudamente.
¿Actuará Alemania por su cuenta?
No, seguro que no. No seremos tampoco los únicos a los que se les pregunte. Si hay una petición estadounidense, con seguridad se dirigirá a todos los Estados europeos.
Barack Obama ha dicho que la nueva política exterior estadounidense lleva el sello del “smart power”. ¿Qué piensa de ello?
Es algo por lo que vengo abogando desde hace años, no sólo en discusiones en Alemania. Cuando di una conferencia en Harvard -hace un año y medio o dos- intenté recordarles a los estadounidenses que el gran mérito de la política exterior de Estados Unidos radicaba en no limitarse a los instrumentos militares, sino en creer en la fuerza de la democracia, en los instrumentos y recursos de la persuasión. A mi juicio, todo eso había caído demasiado en el olvido en los últimos años. Los discursos que Obama ha sostenido desde el año pasado indican que la buena tradición de la política exterior estadounidense volverá a manifestarse en todo su espectro, en toda su amplitud, y estoy convencido de que eso mejorará nuestras posibilidades de regular o quizá superar conflictos en este mundo.
¿Reforzará este estilo también las relaciones transatlánticas?
En los primeros comentarios tras el discurso inaugural de la presidencia de Obama, oí decir que él no había mencionado a Europa. Creo que debemos comprender que se trataba de un discurso dirigido a los estadounidenses. Independientemente del discurso de la toma de posesión, hemos tenido muchas oportunidades de conversar con Obama y con la nueva ministra de Relaciones Exteriores, Hillary Clinton –con la que hablé anteayer-. Tenemos muchas señas de que Europa está muy arriba en la agenda exterior de los estadounidenses. En este contexto vale lo que ya he dicho desde hace algunos meses ante la opinión pública alemana: necesitamos algo así como una nueva agenda en las relaciones transatlánticas. No debemos permitir que decaiga el interés recíproco, nos necesitamos como nunca antes, eso está claro y también Obama lo sabe. Ninguno de nosotros podrá resolver por sí solo ninguno de los grandes conflictos del mundo, ninguno de los grandes desafíos –desde el abastecimiento energético hasta la protección del clima-. Sólo podremos encontrar soluciones si Europa y Estados Unidos tiran de la misma cuerda y actúan conjuntamente. Y ahora la situación en favorable para eso.
En la agenda del ministro de Relaciones exteriores alemán y de todos los ministros de Relaciones exteriores figura en lugar destacado el tema de que ocurrirá en Gaza ahora que hay un cese del fuego, que sin embargo nadie sabe aún cuánto se mantendrá...
La situación es extremadamente frágil. No debemos cruzarnos de brazos y esperar que las cosas permanezcan como están. Por el contrario, debemos considerarlo como una pausa que tenemos que aprovechar para llevar mayor estabilidad a la región del Cercano Oriente. Pienso que existe la disposición para ello. La condición es que se produzca una reconciliación entre los palestinos en las próximas semanas, en especial entre Fatah y Hamás. Se está trabajando en una solución de este tipo, el presidente palestino piensa que debería haber un gabinete de consenso, en el que tengan cabida expertos respaldados por las diversas agrupaciones palestinas. Esta podría ser una vía para, a través de una reconciliación entre los palestinos, crear las condiciones necesarias para sostener nuevamente conversaciones también con Israel. Es un camino largo y sólo tendrá éxito si conseguimos, junto con países vecinos como Egipto, evitar el rearme de Hamás y grupos afines en la franja de Gaza. También en eso debemos estar dispuestos a ayudar.