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Estudiar en silla de ruedas

1 de marzo de 2012

En los colegios alemanes, los niños con discapacidad representan la minoría. En la escuela Anna Freud de Colonia, sin embargo, sucede todo lo contrario, y eso le podría valer al centro este año una condecoración.

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Los colegios con alumnos minusválidos han de atender necesidades especiales.
Los colegios con alumnos minusválidos han de atender necesidades especiales.Imagen: picture-alliance/dpa

Las matemáticas no son precisamente su asignatura favorita, y aún así Cesar Benham mantiene la concentración. Mira la hoja de ejercicios, medita un momento y propone una solución. Junto con sus compañeros intenta resolver un problema de geometría. La tarea no es sencilla, pero los alumnos se la toman con relajación. En pequeños grupos se han distribuido a lo largo de la amplia aula. El tamaño de la clase no es casual. Los últimos cursos necesitan en la escuela Anna Freud de Colonia más espacio de lo habitual. Durante esos años, minusválidos y no minusválidos estudian juntos, y las sillas de ruedas tienen que poder llegar hasta la pizarra.

Al contrario de lo usual

Cesar Benham está contento. “Siempre quise ir a un colegio integrativo”, dice. A sus 20 años, padece distrofia muscular y no puede caminar. Durante mucho tiempo acudió a una escuela en la que sólo compartía pupitre con otros chicos como él. El cambio a la Anna Freud le supone recorrer cada día 70 kilómetros de ida y otros tantos de vuelta para ir a clase, pero no le importa.

Alumnos de la Escuela Anna Freud de Colonia.
Alumnos de la Escuela Anna Freud de Colonia.Imagen: DW

Lo destacado de este centro es que los estudiantes con discapacidad son la mayoría y reciben por lo tanto la atención pertinente. Cuando los colegios alemanes hablan de integración suelen referirse a que escuelas normales y corrientes se abren a chavales con necesidades especiales. En la Anna Freud sucede al contrario: una escuela para niños con deficiencias en el desarrollo corporal y motórico se abre al resto de los alumnos.

La integración a la orden del día

El concepto de la escuela Anna Freud es único en Alemania y eso le otorga opciones de hacerse en 2012 con el premio que cada año se concede al mejor colegio de país. El centro se encuentra ya entre los 20 finalistas, y no por casualidad. El tema integración ocupa hoy un lugar destacado en la agenda política y educativa germana. Desde que Alemania ratificada la Convención de Naciones Unidas para los Derechos de Personas con Discapacidad ha quedado patente que todo minusválido tiene derecho a estudiar en cualquier escuela.

Con o sin discapacidad, todos al mismo nivel.
Con o sin discapacidad, todos al mismo nivel.Imagen: DW

Sin embargo, el camino hasta la inclusión total es largo. Sobre todo en los niveles secundarios faltan plazas para estos chicos. Un estudio realizado por la Fundación Bertelsmann revela que en Alemania apenas el 20 por ciento de los jóvenes discapacitados se forma en un colegio regular. La clave del problema no está en ellos, sino en sus maestros, que no suelen contar con capacitación apropiada para encargarse de este tipo de alumnos.

En beneficio de todos

Ir a clase con compañeros discapacitados es para Annabelle Piele desde hace tiempo lo normal. “No es tan diferente como mucha gente piensa. Algunos no hablan bien, otros van en silla de ruedas, pero eso no dificulta en absoluto las cosas”, asegura. También Simon Rode se decidió por la escuela Anna Freud. Los cursos pequeños de no más de 10 alumnos son una ventaja. “Yo soy de por sí una persona tranquila, así que eso me gusta”, cuenta, y Ludwig Gehlen, el director del colegio, le da la razón: el ambiente sereno del centro beneficia a todos por igual. Y en lo que a competencia social se refiere aprenden los estudiantes aquí mucho más que en otros colegios.

Distendido ambiente de estudio en la Anna Freud.
Distendido ambiente de estudio en la Anna Freud.Imagen: DW

Autor: Anne Allmeling/ lb

Editor: Enrique López