Hillary Clinton: nombramiento simbólico a la sombra de Obama
2 de diciembre de 2008¿Cargo con contenido o designación simbólica? Hillary Clinton no será la nueva presidenta de los Estados Unidos, pero ocupará un cargo relevante en el nuevo gabinete de Barack Obama, que tomará posesión el próximo 20 de enero. Será la nueva Secretaria de Estado de los Estados Unidos o, lo que es lo mismo, la nueva ministra de Relaciones Exteriores estadounidense en sustitución de Condoleezza Rice.
Para analizar el significado del nombramiento y las líneas maestras que pueden marcar la política internacional de Estados Unidos durante la próxima legislatura, DW-WORLD habló con Josef Braml, de la Sociedad Alemana para Política Exterior (Deutsche Gesellschaft für Auswärtige Politik). Braml es especialista en política exterior y de seguridad de los Estados Unidos, así como en relaciones transatlánticas.
DW-WORLD: ¿Cómo hay que interpretar la designación de Hillary Clinton para ocupar el cargo de Secretaria de Estado en el nuevo gobierno de Barack Obama?
Josef Braml: Ante todo, tiene que quedar claro que Barack Obama tiene la responsabilidad. Él ya ha expresado que a sus ministros, entre ellos por lo tanto, también Hillary Clinton, les encargará la responsabilidad de hacer efectiva su política. Entonces, la pregunta es: ¿cuáles son las prioridades de Obama? Sea como sea, Barack Obama es el presidente y Hillary Clinton no será la cocinera, sino la camarera. El cocinero sigue siendo el presidente.
¿Se trata entonces de una designación más bien simbólica?
El nombramiento de Clinton como Secretaria de Estado tiene mucho que ver con las luchas por el poder en la política interna estadounidense. Me puedo imaginar muy bien que Hillary y Obama ya se habían puesto de acuerdo durante la precampaña.
¿Y qué puede esperar Europa de Hillary Clinton?
Hay que tener claro que será Secretaria de Estado de los Estados Unidos, y que representará los intereses estadounidenses. Eso habría sido igual con cualquier otra persona al frente de la política exterior americana. En Europa tenemos que entender que Estados Unidos está viviendo grandes problemas internos. Que necesitarán mucho dinero para resolver sus graves problemas económicos. Es decir, dinero que les va a faltar para implicarse a nivel internacional.
¿Entonces hay que rebajar las expectativas?
Va a haber más continuismo del que muchos esperan. Los apretones de mano serán quizás más agradables, más suaves, pero aquí de lo que se trata es siempre de intereses. También hay que tener en cuenta que el norteamericano no es un sistema parlamentario. No necesariamente los diputados y los senadores van a seguir automáticamente los objetivos del presidente.
Y limitar su acción política....
Por ejemplo, muchos esperan ahora una revitalización de la Ronda de Doha (las negociaciones para liberalizar el comercio mundial). Pero en ese aspecto soy muy escéptico. No creo que Obama vaya a recibir el poder de negociación por parte del Congreso para conseguir acuerdos multilaterales.
¿Y algún punto para el optimismo?
Próximo Oriente. A partir de ahora, la derecha cristiana en Estados Unidos ya no va a decidir como antes de las elecciones. Con un presidente republicano, la derecha cristiana era muy importante. Además, tenía una posición muy extrema al respecto. Ahora, con un presidente demócrata, hay más margen de maniobra.
¿También en algún otro aspecto?
También en cuanto a política energética. No sólo porque ahora haya un presidente que no es un representante del lobby del petróleo, como Bush, como la mitad de su administración, lo que ha impedido un cambio en la orientación de la política energética. No sólo por eso, sino porque en el Congreso va a haber muchas y nuevas fuerzas que van a apostar muy probablemente por un cambio de rumbo. En ese aspecto, Europa y Alemania pueden cooperar muy bien en el ámbito de la tecnología medioambiental, con tecnología orientada al bajo consumo energético y con los combustibles ecológicos.