Hombres insensibles
8 de marzo de 2005"Los hombres no lloran", dice la máxima. "Los hombres también lloran", dicen los sicólogos. Y las mujeres se preguntan hasta cuándo se seguirán elaborando teorías y llevando a cabo sesudos análisis acerca de algo tan natural como el llanto. Pero las lágrimas dejan de ser algo así de sencillo cuando ruedan por mejillas masculinas. Hasta el día de hoy, siguen teniendo algo de tabú, pese a que la tendencia de los "metrosexuales" permitiría a los varones vivir por fin también su aspecto femenino, sin avergonzarse.
La válvula del fútbol
Lo cierto es que en pleno siglo XXI, los hombres aún no tienen "permiso" para llorar, salvo en circunstancias muy particulares: cuando sufren una catástrofe mayúscula, como la muerte de un ser amado, o en medio del éxtasis futbolístico, que todo lo disculpa y hasta le confiere un aire de heroísmo a ese llanto vertido con tanta reciedumbre ante una derrota en la cancha.
Hasta ahí todo va bien. Las mujeres ya se han acostumbrado a esas peculiaridades masculinas. El problema radica en que muchos de nuestros contemporáneos no sólo tienen grandes dificultades con las lágrimas, sino también con la expresión de sentimientos y emociones en general. El temor, la compasión y hasta las manifestaciones de ternura son a veces un desafío para quienes viven empeñados en confundir fortaleza con frialdad.
¿Corazón de hielo?
A estas alturas de la evolución, la población femenina ya sospecha con razones fundadas que ellos no tienen en realidad "corazón de hielo", sino que son víctimas de un modelo social dirigido a atrofiar emocionalmente a los varones. Desde pequeños se les enseña a no exteriorizar el dolor, a resistir. Con la consecuencia de que, al convertirse en adultos, no dominan otro patrón de conducta.
Este tema, que ocupa kilómetros de páginas en las revistas con columnas de asesoría sentimental, no sólo crea problemas en el ámbito amoroso. La incapacidad de identificar y verbalizar emociones puede tener también dimensiones patológicas y hasta hay un concepto científico que define el fenómeno: alexitimia, un trastorno que podría originarse en la infancia, cuando se definen las funciones cerebrales pertinentes.
Patología emocional
Los afectados no están en condiciones de tomar conciencia de sus emociones ni de las reacciones físicas que éstas provocan. Por ejemplo, si se les contrae el estómago y sienten dolor, no pueden atribuirlo a una situación de carácter emocional. De acuerdo con el Dr. Michael Huber, de la universidad de Colonia, hasta un 40% de las personas que padecen dolores crónicos muestran características de alexitimia.
Este mal no es patrimonio exclusivo de los hombres, pero la proporción de pacientes masculinos es muy superior a la de mujeres. Además, las dimensiones del problema se están volviendo inquietantes: de acuerdo con las últimas estimaciones, una de cada siete personas sufre este tipo de alteración, según un artículo que reproduce Der Spiegel online. No es un consuelo saberlo pero, al menos, arroja un elemento más para tratar de comprender a esos seres incapaces de emocionarse al decir "te quiero", ni siquiera en el día internacional de la mujer.