Homenaje en Berlín al Gabo íntimo
19 de junio de 2014La cultura se mide estos días con el fútbol, pese al Mundial, el salón estaba repleto. La embajada de Colombia fue anfitriona de un homenaje a Gabriel García Márquez, que reunió a escritores y amigos de posteriores generaciones. El editor y traductor alemán, Peter Schultze-Kraft, conductor de una conversación a varias voces, hizo una introducción reflexionando sobre el sentido de la obra del genio de la literatura colombiano.
Lo hizo recordando algo que los editores de su obra conocen. La segunda edición de Cien años de soledad tuvo como portada un diseño del mexicano Vicente Rojo, en donde se lee una E invertida en la palabra soledad. “Colombia estaba en la encrucijada, entre el camino de la soledad y el de la solidaridad. Creo que el país tomó el de la soledad, el de la violencia, y por eso Gabriel García Márquez puso el dedo en la llaga, su obra es una denuncia de la intolerancia de la guerra, de la mala muerte”.
La sombra de García Márquez
El recorrido “De los laberintos personales a los jardines universales”, como se tituló la charla, comenzó de la mano de Luis Fayad, (Bogotá 1945), uno de los escritores de la generación posterior a Gabriel García Márquez. Su obra estuvo marcada por la sombra del inventor del realismo mágico, sin embargo el contacto con Gabo fue siempre ‘entrañable'.
Lo leyó por primera vez accidentalmente, cuando una pareja amiga de sus padres dejó en su casa una colección de libros entre los que se encontraba La Hojarasca, una obra que le sorprendió porque rompía con el costumbrismo de la literatura colombiana de la época. Posteriormente lo conoció a través de la agente literaria española Carmen Balcells.
“Él conoció a todos los escritores de mi generación, no era nada raro ser su amigo. Su interés siempre giraba en torno a la literatura, estaba obsesionado con escribir”. Luis Fayad, autor de Los parientes de Ester (2008), contó que durante una velada, estando con un grupo de escritores en Barranquilla, alguien dijo, me voy, porque tengo que escribir un cuento para mañana. Gabo se quedó frío. En aquel entonces escribía El coronel no tiene quien le escriba, y reescribió cada página hasta 17 veces”.
Nóbel de Literatura
El periodista y poeta Federico Díaz Granados, (Bogotá, 1974), sobrino de Gabo, es la tercera generación que sucede al Nóbel de Literatura, y contó anécdotas sobre su infancia, marcadas por la cercanía del escritor en su entorno familiar. “Cuando recibió el Nóbel de Literatura en 1982, nos preguntaba a todos cómo nos habíamos enterado, y lo mismo me preguntó a mi, con la seriedad con la que se dirigía a los adultos. Yo le conté que la profesora de español había anunciado que un importante escritor colombiano había recibido el máximo galardón de las letras y que cuando dije que era mi tío, no me creyó”.
Peter Schultze-Kraft, renombrado editor y traductor, que ha difundido la literatura colombiana y latinoamericana a través de antologías y traducciones, recordó que Gabo se declaró de izquierda y que para él las revoluciones son necesarias porque mantienen viva la esperanza de los pueblos. “Su debilidad era que le gustaba ser cortejado por los poderosos. Decía que conocía a 16 presidentes y su amigo más íntimo era Fidel Castro". Sin embargo, eso no fue obstáculo para que se solidarizara con escritores cubanos, entre ellos Amir Valle, desterrado por sus obras críticas al régimen.
Solidaridad con escritores cubanos
Amir Valle (Guantánamo, 1967), coincidió con los demás en que a Gabriel García Márquez no le gustaba hablar públicamente de política. “En una reunión en México, un amigo mío emigrado preguntó al escritor colombiano cómo podía ser amigo de Fidel Castro, una persona que tanto daño ha hecho a los cubanos. Gabo respondió con una pregunta: A tus amigos, ¿tu los defiendes?, y añadió: yo a mis amigos los defiendo como una mafia”.
El autor de Habana Babilonia (2008), precisó que aunque Gabriel García Márquez era muy selectivo con los escritores cubanos, y no les dispensaba el mismo trato que a los colombianos o mexicanos, él fue testigo de cómo apadrinó a un grupo de escritores cubanos para ayudar a algunas figuras de la oposición. “Fue un mediador entre la oposición y el gobierno de Castro, era el que mejor sabía como colársele”.
“Nos dotó a los cubanos de un sentido de internacionalidad, pues todos sus libros se publicaban inmediatamente en La Habana. Costaban .25 centavos de dólar, y es por ello que Cuba es uno de los países en donde más se ha leído su obra, al grado de que no es considerado un escritor extranjero”.
Díaz Granados recordó que cuando le fue diagnosticado cáncer linfático y se vio obligado a viajar constantemente a Los Ángeles para someterse a exámenes médicos, Gabo se refugió en la poesía. “Con su prodigiosa memoria recitaba poemas del Siglo de Oro español y muchos otros poetas. Cuando en una ocasión un compañero mío le dijo: maestro usted nunca ha escrito poesía, Gabo respondió: es lo único que he intentado hacer toda mi vida".