Honduras: el fin del bipartidismo
20 de noviembre de 2013Independientemente de sus resultados, las elecciones generales de Honduras –pautadas para este domingo (24.11.2013)– pasarán a la historia de ese país como los comicios que quebrantaron por primera vez la hegemonía alternativa de dos grupos políticos centenarios: el Partido Nacional y el Partido Liberal. La indignación que causó el derrocamiento del presidente Manuel “Mel” Zelaya (28.6.2009) y la frustración acumulada frente a los problemas crónicos de la nación han terminado por revertirse contra el status quo.
Así lo explica a DW el experto en desarrollo y cooperación internacional Pedro Morazán: “Han surgido nuevas fuerzas políticas que desmontan la tradición bipartidista hondureña y revelan el profundo desencanto de los ciudadanos; no solamente el Partido Libertad y Refundación (LIBRE), cuya candidata presidencial es la esposa de Zelaya, Xiomara Castro, sino también las candidaturas independientes”, cuenta este conocedor del acontecer centroamericano e investigador del Instituto Südwind, ubicado en la Región de Colonia.
“LIBRE cuenta con el respaldo de los principales movimientos sociales de protesta y también con el de quienes integraban el ala zelayista del Partido Liberal antes del golpe de Estado”, explica Morazán, acotando que hasta finales de octubre –fecha tope para los últimos sondeos de opinión– Castro tenía índices de popularidad prometedores: entre el 28 y el 30 por ciento, dependiendo de qué encuesta se tomara. Las sorpresas las darán los indecisos, quienes representan aproximadamente un tercio de la población con derecho al sufragio.
Xiomara Castro, giro hacia la izquierda
“Las encuestas apuntan a un empate técnico entre Xiomara Castro y Juan Orlando Hernández, del Partido Nacional. Cualquiera de los dos puede ganar este 24 de noviembre”, augura Peter Peetz, del Instituto Alemán de Estudios Globales y Regionales (GIGA) de Hamburgo, desestimando las posibilidades de triunfo de los demás candidatos: Mauricio Villeda, del Partido Liberal; Salvador Nasralla, del Partido Anticorrupción; Andrés Pavón, del UD-FAPER; Romeo Vásquez, de la Alianza Patriótica; Jorge Aguilar, del PINU; y Orle Solis, del DC.
Morazán coincide con Peetz en que tanto Castro como Hernández, quien viene de presidir el Parlamento, tienen suficiente capital político para salir victoriosos de la contienda electoral. “La cultura política hondureña tiene mucha influencia estadounidense. De ahí que los comicios sean muy personalistas: la liturgia electoral gira alrededor de los candidatos y no en torno a sus programas de gobierno. En LIBRE saben muy bien que no están apoyando a Castro, sino a su esposo, Manuel Zelaya”, dice al respecto el experto de Südwind.
“Si Castro asciende a la presidencia cabe esperar que el Ejecutivo retome lo que Zelaya dejó pendiente: la promoción de un socialismo democrático, el reacercamiento de Honduras a la Alianza Bolivariana para los Pueblos de América (ALBA) y el llamado a una Asamblea Constituyente para refundar la nación; ese es un punto central del programa de Castro y es por eso que su partido se llama Libertad y Refundación. No obstante, gobernar será una tarea ardua para quien quiera que gane los comicios”, subraya Peetz.
Gobernar, ¿misión imposible?
“En el pasado, el Partido Liberal y el Partido Nacional se alternaron en el control del Gobierno y de la mayoría de los escaños del Parlamento. Eso les permitía legislar cómodamente porque las propuestas no eran bloqueadas constantemente por los diputados opositores. Pero lo más probable es que ahora entre al Parlamento un tercer partido de peso y eso hará difícil obtener mayorías para aprobar proyectos sencillos o complejos, como el del llamado a una Asamblea Constituyente”, pronosticó el investigador del GIGA.
Las expectativas de una población agobiada por problemas de vieja data tampoco serán fáciles de satisfacer. “Honduras es un país en crisis. De hecho, muchos politólogos lo consideran un Estado fallido por los altos niveles de corrupción que debilitan a sus instituciones, por sus índices de violencia criminal, por su vulnerabilidad frente a los embates del clima y por la precariedad de su infraestructura, entre otros factores. Honduras es el país más pobre de América Latina y el Caribe después de Haití”, lamenta Morazán.
“Y la gente atribuye ese alto grado de corrupción, inseguridad, impunidad y pobreza a quienes han llevado las riendas del país durante el último siglo: los integrantes de la clase política hondureña que, no casualmente, son miembros de la élite económica. Al contrario de lo que ocurre en Alemania, en Honduras los principales empresarios son también los políticos más sobresalientes y los herederos de las familias que han dominado el sector bancario, industrial, manufacturero, comercial y político durante décadas”, comenta Morazán.
Honduras, “un país es crisis”
“En este momento, el de la violencia criminal es el problema más grande de la población: en Honduras, que tiene ocho millones y medio de habitantes, se registra el índice de asesinatos más alto del mundo. Allí se cometen 7.000 homicidios al año; en Alemania tienen lugar 2.100, con todo y que Alemania cuenta con una población diez veces más grande. Y parte del problema radica en que muchos policías están involucrados en el narcotráfico, las guerras de bandas, el sicariato y otras formas de crimen organizado”, asegura Peetz.
“Xiomara Castro no ha dicho mucho sobre la materia. Y cuando lo ha hecho ha abogado por reducir la pobreza para evitar que la gente gravite hacia actividades delictivas. Ese objetivo se enmarca en su discurso político, cuya prioridad es la reducción de la desigualdad. El expresidente del Parlamento Juan Orlando Hernández apuesta más bien al involucramiento de las Fuerzas Armadas en la lucha contra la criminalidad y a la consolidación de la recién creada Policía Militar”, añade Peetz. Este domingo (24.11.2013) se verá cuál de las dos estrategias tiene futuro en el país centroamericano.