Honduras y la cumbre Iberoamericana
29 de noviembre de 2009Aunque el lema oficial de la XIX Cumbre Iberoaméricana que se realiza en Estoril, Portugal, reza “Innovación y el Conocimiento”, hay en la región latinoamericana otros temas cuya urgencia los convierte en ineludibles.
“Formalmente, no. Institucionalmente, tampoco. Pero informalmente, sí", manifestó el ministro portugués de Relaciones Exteriores, Luis Amado, cuando la agencia dpa le preguntó acerca de si las problemáticas regionales serían abordadas en Estoril. "Estas cumbres son un espacio que permite gestionar algunas de esas tensiones", agregó el diplomático.
Honduras, en la mira
El año pasado, en Brasil, la crisis económica mundial se robó los titulares de la XVIII Cumbre. Hoy por hoy, el principal tema de preocupación, e incluso tensión regional, es el de la democracia en Honduras.
El presidente del Gobierno español, José Luis Rodríguez Zapatero, realizó hoy un llamamiento a que se logre "un gran acuerdo nacional" como salida a la situación que vive Honduras.
El jefe del Ejecutivo socialista realizó la propuesta ante la canciller del depuesto presidente Manuel Zelaya, Patricia Rodas, y el resto de los países centroamericanos, en el marco de la Cumbre Iberoamericana de Estoril.
"Hay que pedir a las partes que lleguen a ese gran acuerdo nacional para buscar una solución a la situación", manifestó el jefe del Ejecutivo madrileño durante un desayuno de trabajo. El paso siguiente sería alcanzar un "consenso" en el ámbito centroamericano, latinoamericano y europeo, indicó.
Según fuentes gubernamentales españolas, en Estoril está circulando un texto sobre Honduras, de cara a lograr un pronunciamiento de la Comunidad Iberoamerica, sobre el que los países participantes están debatiendo. "España está aportando ideas", dijeron las fuentes.
La atención es justificada, debido a lo incierto de la situación en el país, tanto desde la perspectiva institucional como desde el punto de vista social. Amnistía Internacional, que ha enviado delegados especialmente para observar la situación de los derechos humanos en el marco de los comicios, manifestó su preocupación por los sucesos de violencia previos a las elecciones de este domingo.
Hay otros indicios que causan inquietud internacional. El Comité por la Libertad de Expresión y la Fundación Democracia sin Fronteras reportan 127 casos de violaciones al derecho a la información y acceso a la información, ocurridas a lo largo de los cinco meses que el Gobierno de facto se instaló en Honduras.
El catálogo de violaciones a los derechos humanos incluye cierre de medios de comunicación, cancelación y censura de programas, lanzamiento de exploivos, detenciones ilegales, agresiones a periodistas, obstrucción de operaciones y despidos de comunicadores, según ambas organizaciones.
El depuesto presidente, Manuel Zelaya, cumple ya casi 70 días sin poder abandonar la embajada de Brasil en Tegucigalpa, debido al cerco militar.
Opiniones incompatibles
¿Cómo llega América Latina a la cumbre de Estoril, en lo que atañe al complejo momento que vive la democracia en Honduras? Aquí hay visiones no sólo diversas, sino también, por el momento, incompatibles. Países como Brasil son de la misma opinión que Zelaya: no reconocerán el resultado de la votación de este domingo, por considerar que sienta un precedente antidemocrático.
Pero el mandatario Lula da Silva no contará en Estoril con muchos de quienes podrían ser sus principales aliados. Ni Hugo Chávez, ni Evo Morales, ni Daniel Ortega, ni el saliente mandatario de Uruguay, Tabaré Vázquez, asistirán a la cumbre. En cambio, la presidenta chilena, Michelle Bachelet, ya se encuentra en tierras portuguesas.
Del otro lado, Costa Rica y Panamá irán al unísono de Estados Unidos en su reconocimiento de las elecciones hondureñas. Ninguna de ambas posiciones manifiesta un posible punto de encuentro, y mucho menos una ruta de solución política concreta tras el plan, aparentemente fracasado, de mediación estadounidense.
¿Habrá pronunciamiento?
Cómo superar esa división, o cómo propiciar un mejor diálogo interregional, son dilemas que implican no sólo a la XIX Cumbre Iberoamericana de Estoril, sino a este tipo de encuentros iberoamericanos en general.
Tras diecinueve cumbres, aún está por verse qué papel pueden jugar organismos como la Secretaría General Iberoamericana o el propio Gobierno de España –que dentro de su ministerio de Asuntos Exteriores y Cooperación cuenta con una secretaría de Estado para Iberoamérica-, a fin de promover la construcción de democracias sólidas en la región.
Poco o nada de ello puede verse en el programa oficial de la XIX Cumbre Iberoamericana. Tampoco hay mucho de “innovación y conocimiento”, por lo menos en la agenda principal del encuentro. En cambio, aparecen temas económicos como el encuentro Portugal-España-Mercosur.
El pronunciamiento común sobre Honduras, si lo hay, ocurrirá el martes a mediodía, cuando los jefes de Estado y de Gobierno participen en la sesión de clausura, y se produzca la conferencia de prensa de la XIX Cumbre Iberoamericana.
Autor: Enrique López Magallón
Editora: Luna Bolívar Manaut