Hora de reírse de Hitler

Tal parece que ha llegado para Alemania el momento de permitirse enfrentar al siniestro fantasma de Hitler con el arma de la risa. Sólo dos días después de aparecer en las carteleras cinematográficas la película "Mein Führer", se estrenó en Berlín una "tragicomedia" titulada nada menos que "Heil Hitler", del dramaturgo Rolf Hochhuth. Y también en este caso las opiniones divergen. La risa se resiste a cundir, tal vez porque las obras en cuestión no estén bien logradas, quizás porque el tema sigue siendo demasiado siniestro y, por tanto, difícil de abordar acertadamente.

Demencia hitleriana

Hochhuth, quien tiene fama de polémico y ya había causado revuelo en el escenario dramatúrgico alemán, considera que su pieza es una forma "grotesca, irónica y humorística" de digerir la historia. El argumento, en sí, promete: Heil Hitler cuenta la historia de un joven de 17 años en tiempos de la dictadura nazi. Éste simula una enfermedad mental que lo lleva a levantar compulsivamente el brazo derecho y pronunciar el saludo hitleriano a cada instante, y a golpear a todos aquellos que no le responden de igual forma.

Dos son sus objetivos: evitar ser enrolado para ir a combatir en la II Guerra Mundial y vengar a su padre, muerto en un campo de concentración nazi por haberse negado a saludar con un "Heil Hitler". En la obra, los siquiatras de la época nazi se ven enfrentados así al engorroso dilema de cómo declarar demente a un joven debido a su desmesurada admiración por Hitler. "Se trata de un hipertrofiado amor por el Führer; no se puede internar a nadie por eso", comenta el personaje de una doctora, en la pieza de teatro.

Críticas poco entusiastas

Esta "tragicomedia subversiva de manicomio" no sólo pretende hacer reír, lo cual queda en evidencia con el final ideado por el autor, en que el joven mata a su carcelero. En opinión de Hochhut, ese es el único desenlace correcto. El dramaturgo, que considera legítimo abordar el tema de Hitler en su aspecto cómico o grotesco, criticó sin embargo la película Mein Führer, del director Dani Levy, por distorsionar a su juicio la historia. "También una sátira tiene que mostrar a las víctimas", opinó.

"Heil Hitler" ciertamente muestra a una víctima pero, según un crítico, sólo en forma de caricatura. Las opiniones sobre esta nueva pieza de teatro son bastante dispares. Mientras algunos consideran que el público no se aburrió, otros afirman que no logra entretener. Independientemente de ello, no cabe duda de que el tema seguirá dando qué hablar en Alemania. Es posible que una vez roto el tabú aparezcan en el escenario comedias que no sólo llamen la atención por atreverse a abordar el personaje de Hitler, sino que también logren convencer a los críticos de arte.