Los sayaris y walipinis son invernaderos del Altiplano boliviano, una región a 4.600 metros de altitud, donde el clima extremo dificulta la agricultura. Excavados en la tierra, estos huertos mantienen la temperatura estable todo el año y garantizan la producción no solo de quinua, papas, habas y cebada, sino también de hortalizas y verduras y han cambiado la dieta de la población.