Identidad de género en Latinoamérica: una deuda pendiente
23 de junio de 2021"Ser una mujer trans en Colombia significa para muchas una sentencia de muerte”, afirma Yoko, directora de la Red Comunitaria Trans de aquel país, en diálogo con DW.
"La vida trans es siempre estar pendiente de alguna guerra, es como dormir con un escudo en el brazo”, describe, por su parte, Patty Betancourt, de la Red Mexicana de Mujeres Trans, consultada por este medio.
"Las personas trans somos las olvidadas de la democracia”, sentencia, en tanto, la Coordinadora Regional de la Red Latinoamericana y del Caribe de personas Trans, Marcela Romero, en entrevista con DW. "Ser trans en Latinoamérica significa ser una persona desprotegida por el Estado y olvidada por la sociedad”, condensa la activista.
Sentires y reflexiones que nacen de la experiencia. De ser víctimas cotidianas de violencia, discriminación, abuso y atropellos varios.
La realidad en números
Los indicadores son alarmantes. La expectativa de vida de la población trans es de solo 35 años. El 70 % de los niños trans sufren violencia en sus hogares, y el 77 % de los adolescentes trans son expulsados de sus familias de origen.
Y hay más: el 90 % de la discriminación de la que son víctimas, tiene lugar en los hospitales y centros de salud. Además, un altísimo porcentaje se ve forzado a migrar y a abandonar su territorio, y, en ese camino, el 90 % acaba dedicándose al trabajo sexual, según los datos elaborados por el Centro de Documentación de la situación Trans de América Latina y el Caribe, CEDOLSTAC, de la RedLacTrans.
En definitiva, a la población trans, es decir, a las personas cuya identidad de género no coincide con el sexo asignado al nacer, se les presenta un entramado de violencias sucesivas difícil de soslayar.
Una violencia tras otra
"A veces la violencia comienza en nuestros hogares, de donde somos expulsadas a temprana edad al manifestar nuestra identidad”, cuenta Marcela Romero, también presidenta de la Asociación de Travestis, Transexuales y Transgéneros de Argentina.
Y continúa: "Somos violentadas en el sistema educativo, del cual nos expulsan y, en consecuencia, no tenemos acceso al circuito laboral, lo que a su vez nos obliga a encontrar formas de subsistencia informales, expuestas a más vulneraciones”.
"Esta violencia se repite en los servicios de salud, donde no se respetan nuestros pronombres y nuestra autodeterminación, y en la justicia, donde nuestros casos no son tomados en cuenta, o son tratados con carátulas que violan nuestra autopercepción”, detalla la activista argentina.
Todo lo cual se ha visto agravado durante la pandemia. "En los primeros 15 días de iniciadas las cuarentenas en los países, nos quedamos sin alimentos, fuimos víctimas de violencia institucional cuando salimos de nuestros hogares en busca de víveres, y no fuimos incluidas en los presupuestos nacionales ni en los programas de ayuda a las poblaciones vulnerables”, detalla Romero desde la RedLacTrans, que las nuclea en el continente.
"El Estado nos ignora, y contribuye a que sigamos siendo "ciudadanas de segunda”, lamenta, en tanto, Betancourt desde Guadalajara.
"Se nos impone y limita a un círculo interminable de empobrecimiento, en el que todos los días se hace evidente que los derechos humanos son un privilegio al que solo algunas personas, con ciertas características, pueden acceder”, apunta, por su parte, Yoko desde Bogotá.
La importancia de la identidad de género
Por todo ello, y para comenzar a desmadejar esta sucesión de violencias, la REdLacTRans ha diseñado la campaña "Que sí te importe", para dar a conocer la importancia de que se apruebe una ley de identidad de género en todos los países de la región.
"La identidad de género es cómo nos reconocemos ante el mundo, no tiene que ver con el sexo que nos asignan al nacer”, explica Romero. "La construimos conforme vamos creciendo y podemos decir "yo soy así, mi nombre es tal, y quiero que se refieran a mí de tal manera”.
Así, una ley que la contemple "hace que no se patologicen las identidades trans, busca que se respete la construcción de la identidad, y demanda que se garantice un acceso integral a la salud, la educación y el trabajo de las personas trans”, puntualiza la colombiana Yoko.
"Sin el reconocimiento legal de la identidad autopercibida de las personas trans, no hay democracia”, remarca Romero desde Buenos Aires.
Hasta el momento, solo 8 países del continente -Argentina, Bolivia, Colombia, Costa Rica, Chile, Ecuador, Uruguay y algunos Estados de México-, disponen de una ley de este tipo.
(cp)