Investigadores de todo el mundo contra el glifosato
1 de diciembre de 2015El glifosato es uno de los pesticidas más usados y más polémicos. 96 científicos de 25 países critican en una carta al comisario europeo de Salud de la UE, Vytenis Andriukaitis, que la Autoridad Europea de Seguridad Alimentaria (Efsa) catalogara el glifosato como no cancerígeno. También contra el Instituto Alemán de Evaluación de Seguridad (BfR) se realizaron recriminaciones.
“Científicamente inaceptable”
En el escrito, los científicos exigen a la Comisión de la UE que no “tenga en cuenta la valoración falsa de la Efsa”. El análisis del BfR y de la Efsa tiene errores graves. La valoración es en parte “científicamente inaceptable” y el lenguaje “engañoso”. Además los resultados “no coinciden con los datos proporcionados” y “no llevados a cabo de forma transparente y abierta”. Por otra parte, la Agencia Internacional de Investigación sobre el Cáncer, perteneciente a la OMS, lo categorizó en primavera de 2015 de “probablemente cancerígeno para las personas”. Este análisis es “ciertamente más verosímil”, independiente y transparente, aparece en la carta.
Entre los firmantes hay reconocidos investigadores que trabajan para institutos internacionales prestigiosos, como la Sociedad Alemana de Investigación, el Centro de Investigación del Cáncer de Heidelberg y universidades estadounidenses, australianas y japonesas. Los investigadores especifican que es su opinión y no la de sus instituciones.
Los críticos reciben apoyo
Médicos, ecologistas y también agricultores sostienen que el glifosato es altamente tóxico y exigen desde hace años la prohibición de este pesticida. “Vemos claramente que la gente se enferma más por el glifosato. Se desarrollan más tipos de cáncer, sobre todo, de pulmón, pecho e intestino”, informa el pediatra argentino Ávila Vázquez.
El farmacólogo lleva a cabo estudios epidemiológicos en Argentina y pudo establecer la relación entre el herbicida y ciertas anomalías, por ejemplo, en el embarazo y en los partos. “En los pueblos, rodeados de campos de soja, donde se fumigaba glifosato, nos dimos cuenta de que el número de abortos naturales aumentó. Y el número de deformaciones también subió”.
Según el diario alemán Süddeutsche Zeitung, el Bfr “no reconoció indicios de cáncer en animales” y se ciñó solamente a los análisis de los estudios “en apariencia proporcionados por la industria.” Christiane Huxdorff, agricultora experta de Greenpeace opina que “el Bfr y la Efsa confían demasiado en los estudios de la empresas, que no se dan a conocer a la opinión pública y que descartan los resultados de las investigaciones que demuestran la peligrosidad del glifosato”.
El diputado de Los Verdes, Harald Ebner, evaluó la crítica de los investigadores como “una señal fuerte e insólita de la ciencia”, ya que con mucha frecuencia se atribuye a los críticos de este pesticida falta de validez científica. Esta carta muestra lo contrario. “Las autoridades ignoran totalmente estándares científicos y rehúsan la transparencia para llegar a la “absolución” del glifosato”, aclaró Ebner en Berlín. El Gobierno alemán debería rechazar la valoración de la Efsa y retomar el caso, exige el diputado.
La Comisión de la UE decide en breve con los miembros del bloque comunitario sobre la autorización de glifosato para los próximos diez años. Para la industria se trata de un mercado multimillonario. El pesticida lo comercializan varias multinacionales, mejor dicho, sus empresas filiales, como Monsanto, Syngenta y Bayer. A pesar de los polémicos estudios de los daños para la salud en Argentina, siguen comprandólo. Thoralf Küchler de Monsanto descarta la responsabilidad por daños físicos: “Los responsables son los agricultores que los usan”.