Irlanda: Un abrumador “sí” en homenaje a Savita Halappanavar
27 de mayo de 2018Al final fue mucho más que un suspiro. Acabó siendo un rugido que se escuchó en todo el mundo.
Todas las personas que participaron en la campaña del "sí” esperaban que su trabajo llevase a su causa a buen puerto. Todos sospechaban que había una voluntad pública sólida de cambio. Al mismo tiempo, todos temían que los votos de la Irlanda rural, más silenciosa, terminasen pesando más que las actitudes liberales de la realidad urbana. Todos esperaban haber hecho lo suficiente para ganar. No hacía falta que fuese una victoria abrumadora, con una mayoría simple hubiera bastado.
Pero nadie esperaba que el resultado fuera este. Nadie esperaba una votación tan visceral, enérgica, determinada, sincera. Nadie esperaba que el margen de victoria fuese a ser de dos a uno. La Octava Enmienda de la Constitución irlandesa no solo fue abolida: fue hecha pedazos y, con ella, cualquier remanente de la tradicional imagen del Irlanda como un país conservador.
Se esperaba que el día estuviese marcado por fuertes tensiones, pero los activistas no podían creerse el silencio reinante. Así que los voluntarios vestidos con las camisetas verdes de "Together4Yes” se fueron a supervisar el recuento de los votos, para poder avalar por sí mismos el resultado. Un grupo más pequeño de sus adversarios, de la campaña antiabortista "LoveBoth”, también se distribuyeron en la zona, asistiendo con deber pero sin esperanza.
Los votos fueron entregados a un equipo en la parte trasera del edificio, que sumaba el conteo. Por encima de ellos, en la pared, habían pegado una imagen de Savita Halappanavar, la mujer mujer cuya trágica muerte dio alas a esta campaña de cuatro décadas de vida. En 2012, en la ciudad irlandesa de Galwy, tuvo un aborto natural, pero le fue negada la asistencia necesaria porque el corazón del feto todavía latía y la Constitución irlandesa garantiza el derecho a la vida del no nacido. El aborto natural duró dos días, durante los que la mujer de 31 años desarrolló septicemia. Savita Halappanavar murió cuatro días después.
Entre los que observaban el recuento se encontraba Shampa Lahiri, quien se vio desbordada por las emociones en mayor medida que la mayoría de los que la acompañaban. Nacida en Australia de padres indios, ahora está casada con un dublinés y es ciudadana irlandesa. Lahiri vino vestida al estilo indio, con sari y bindi, en memoria de Savita.
"Todos los migrantes llegan aquí en busca de una vida mejor”, dijo a DW. "Venimos aquí a trabajar duro y para tener mejores oportunidades que en nuestro país de origen. No está entre nuestras expectativas morir en un hospital público, en manos de profesionales de la salud cualificados. Independientemente de la posición de cada uno en el debate sobre este referéndum, todo el mundo debería reconocer que lo que le pasó a Savita Halappanavar no debería haber pasado”.
Simon Harris, de 31 años, es el ministro de Salud irlandés y el rostro público del gobierno a favor de la campaña del "sí”. Llegó al lugar recibido como un héroe. "En virtud de la Octava Enmienda”, dijo a los allí presentes, "lo único que podríamos decirles a las mujeres (en una crisis de embarazado) es que se cogieran un avión o un barco. Ahora el país está diciendo que no a esto: dadnos la mano”. Un periodista situado detrás de él empezó a llorar.
En el Castillo de Dublín había empezado una fiesta improvisada. Un pequeño grupo, "Voices for Change” (Voces para el Cambio), cantaba canciones de pop clásicas con las letras modificadas para reflejar el referéndum. Otro, "Angels for Repeal” (Ángeles por la Derogación), formado por hombres y mujeres vestidos de ángeles, bailaban con desenfreno.
Empezaron entonces a llegar líderes políticos, todos ellos recibidos con los brazos abiertos. El nombre del obstetra Peter Boylan fue coreado por las miles de personas presentes. Michéal Martin, líder del Fianna Fáil, partido de la oposición, recibió una cálida bienvenida: había apoyado el "sí” frente a la negativa de la mayoría de su partido. Simon Harris recibió otro emotivo saludo al llegar, incluida una partidaria con un cartel en el que se leía "Me gusta Simon Harris”. El político se abrió paso entre la multitud y le dio a la mujer un beso en la mejilla.
Los resultados definitivos llegaron justo después de las seis de la tarde, hora local. De las 40 circunscripciones que hay en Irlanda, solo en una había ganado el "no”, y por un margen irrisorio. Se contaron 2,15 millones de votos, más que en cualquier otro referéndum en la historia del país. 1,43 millones, un 66,4 por ciento, llevaban escrita la palabra "sí”. Como dijo el primer ministro irlandés, Leo Varadkar: "Hemos votado para mirar a la realidad a los ojos y no hemos parpadeado”.
A medida que se hacía de noche, el Castillo de Dublín se fue vaciando lentamente y una muchedumbre se fue congregando en el creativo barrio dublinés de Portobello. Unos días antes, se había pintado una imagen de Savita acompañada de una sola palabra: "sí”. La pila de flores fue creciendo y muchos de los presentes dejaron mensajes de homenaje pegados a la pared. Uno de ellos decía sencillamente: "Mi sí fue para ti”.
La gente dejaba sus palabras, pidiendo perdón a una inmigrante de 31 años a la que nunca habían llegado a conocer. Los objetos de apoyo, simpatía o solidaridad cubrían casi toda la pared y ascendían hasta la cara de la difunta.
Los irlandeses le hicieron a Savita Halappanavar el mayor homenaje posible: le permitieron descansar en paz.
Autor: Gavan Reilly, desde Dublín (EAL/FEW)
Deutsche Welle es la emisora internacional de Alemania y produce periodismo independiente en 30 idiomas. Síganos en Facebook | Twitter | YouTube |