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Ischinger: “Ucrania y Rusia deberían apegarse al Acuerdo de Minsk”

Tobias Armbrüster (ERC/EL)20 de noviembre de 2014

“Una y otra vez, la Unión Europea debe pedir a Ucrania y a Rusia que se apeguen al Acuerdo de Minsk”, sostiene Wolfgang Ischinger, presidente de la Conferencia de Seguridad de Múnich, en entrevista con Deutschlandfunk.

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Imagen: Pavlo Vakhrushev/Fotolia

El conflicto territorial que protagonizan Ucrania y Rusia volvió a intensificarse la semana pasada. Los enfrentamientos entre soldados leales a Kiev y separatistas prorrusos en el este de la exrepública soviética se han recrudecido. Y la cumbre del Grupo de los Veinte (G20) celebrada en la ciudad australiana de Brisbane dejó en el aire la impresión de que la brecha entre Moscú y Occidente no ha hecho sino crecer.

No obstante, el ministro alemán de Exteriores, Frank-Walter Steinmeier, asistió a reuniones tanto en la capital ucraniana como en la rusa para mantener vivas las negociaciones. La emisora pública alemana Deutschlandfunk (DLF) habló sobre esta crisis con Wolfgang Ischinger, testigo invitado de esos coloquios por su experiencia diplomática, otrora mediador entre las partes en discordia y actual presidente de la Conferencia de Seguridad de Múnich.

DLF: Señor Ischinger, todos se aferran al Acuerdo de Minsk, el alto al fuego en la región del Donbas pactado el 5 de septiembre de 2014 entre el Gobierno de Ucrania, el de la Federación Rusa y las autoproclamadas “repúblicas populares” de Donetsk y Lugansk. ¿Cree usted todavía en la vigencia de esta tregua?

Wolfgang Ischinger: Es lo único que tenemos, así que debemos aferrarnos al Acuerdo de Minsk. Yo creo que el problema con ese pacto es que ha propiciado la continuación del diálogo entre Moscú y Kiev en términos estrictamente bilaterales. Y no es una buena idea –nunca lo ha sido– permitir que una instancia fuerte negocie con una muy débil. En la mayoría de los casos, la parte más débil sale perdiendo.

Los observadores más lúcidos –entre ellos el Gobierno alemán y, sobre todo, el ucraniano– siguen insistiendo en que ese proceso de negociaciones se abra para incluir a la Unión Europea (UE) y a Estados Unidos como coorganizadores de los encuentros, como verificadores y controladores. Esa es una buena idea que valdría la pena hacer llegar, una y otra vez, a los representantes diplomáticos de la Federación Rusa.

Wolfgang Ischinger, presidente de la Conferencia de Seguridad de Múnich..
Wolfgang Ischinger, presidente de la Conferencia de Seguridad de Múnich..Imagen: picture-alliance/dpa

¿A pesar de que la UE y Estados Unidos no gocen de la confianza de Rusia?

Ninguna de las partes puede darse el lujo de perder la compostura o de presentarse como la perdedora del conflicto. Sería poco realista esperar que el presidente ruso, Vladimir Putin, dé un “paseo de Canossa” para pedir que se levanten las sanciones en su contra. Y, en el caso de Occidente, sería indeseable seguir recomendaciones como la del político socialdemócrata Matthias Platzeck.

Platzeck recomendó reconocer la anexión de Crimea por parte de Rusia. ¿No es esa la salida más rápida?

Para Occidente, eso equivaldría a declararse en bancarrota. Esta crisis no sólo es un golpe a la soberanía ucraniana o un fracaso estratégico de Rusia, que no ha ganado nada con sus maniobras, sino más bien perdido la confianza de muchos. Esta es una crisis que debe importarle a todo el mundo. A Ucrania se le dijo en 1994 que entregara su arsenal atómico, que no lo necesitaría porque sus fronteras serían respetadas.

No podemos reconocer la anexión de Crimea por parte de Rusia y decirle ahora a la comunidad internacional que lo más conveniente para los países es que conserven sus armas atómicas o compren armamento, si no lo tienen, porque nadie puede asegurarles su soberanía territorial. Claro está, tampoco creo que el primer paso a dar sea exigir la devolución de Crimea; en otro momento podremos discutir su ilegal e inaceptable anexión.

Necesitamos que las negociaciones tengan lugar a puerta cerrada, constantemente, guiadas profesionalmente, de manera multilateral y, ¿por qué no?, con el involucramiento de la Organización para la Seguridad y la Cooperación en Europa (OSCE). La prioridad es estabilizar la situación en el este de Ucrania. La UE debe actuar con paciencia estratégica. Una y otra vez, la UE debe pedir a Ucrania y a Rusia que se apeguen al Acuerdo de Minsk.